La pasión de nuestro alcalde

El Partido Popular es una olla de presión y la espita por la cual se escapa el vapor, en forma de dudas y miedos ante las elecciones que se avecinan, se debe al escándalo por el 'caso Rato'. Hecho controvertido por más que los heraldos del partido traten de airear lo contrario diciendo que Rodrigo Rato era ya un cadáver antes de lo ocurrido. Pero las discusiones no cesan al respecto y hasta Mariano Rajoy ha reconocido que el asunto afecta especialmente a su partido.

El PP ha sido siempre una institución cuasi militar. Y ahora parece una formación sin ley. La situación está descontrolada. Antes, el PP era un partido donde casi nadie hablaba de lo que no se debía. Excepto Esperanza Aguirre. Quien largaba tela marinera cuando Rajoy no conseguía ganarle las elecciones al siempre denostado José Luis Rodríguez Zapatero. Y es que cuando un partido pierde el poder o no lo gana, lo peor es que deja de generar empleos para cargos intermedios y contratos para sus afines. Lo que no deja de ser una ruina en todos los sentidos.

El miedo, ante semejante panorama, está haciendo mella en un partido que se está preparando para lo peor. No es extraño que haya candidatos a las alcaldías que se lamenten a todas horas diciendo que lo que se gana en la calle se pierde cuando la gente enciende la televisión y sale el careto de Rato, o bien el de Trillo y Pujalte; cuando ya apenas se hablaba de Luis Bárcenas.

El Partido Popular ha tocado a rebato para que militantes y cargos sepan de qué va la cosa... Y ha depositado toda su confianza en los alcaldes. A los que viene mimando para que hagan del entusiasmo bandera durante la campaña electoral que ya se ha puesto en marcha. Porque los triunfos de éstos serán un soplo de aire fresco y la mejor manera de afrontar lo siguiente: unas elecciones generales que podrían propiciar un frente popular. Casi nada.

Juan Vivas, siempre atento a seguir las directrices del partido, amén de su reconocida lealtad al presidente del Gobierno, ha entendido perfectamente el mensaje de su partido y ha principiado la campaña con discursos encendidos. Y mucha gente se ha quedado estupefacta, por falta de costumbre, debido a la pasión con la que nuestro alcalde ha pedido el voto para él.

El Vivas elegante, sencillo y amable, que nunca alardeó de hechos que, siendo ciertos, suenan al castizo mecachis qué guapo soy, que todos conocemos, ha pasado a gritar a voz en cuello, para que se enteren los ceutíes, "que el 24 de mayo les tocará elegir entre él o el caos". Comportamiento que evidencia, una vez más, que nuestro alcalde es un hombre tan afín a Rajoy como al partido.