Hace ya bastantes años que las derrotas en partidos de pretemporada carecían de importancia. Aunque los entrenadores sabían que lo ideal era ganar, ganar y ganar para evitar las primeras críticas que, sin duda alguna, hacían mella en sus futbolistas. Desde hace ya la tira de tiempo los grandes equipos acuden a los torneos veraniegos dispuestos a ganarlos. Para mantener su prestigio en alza y asimismo el cachet. Verdad es que los jugadores de los grandes clubes se quejan de que tales encuentros suponen una sobrecarga a organismos que aún no están preparados físicamente para tal menester. Mas también reconocen que les sirven para aumentar los números de su cuenta bancaria.
El Real Madrid acude a sus citas estivales como cabeza de cartel. Y sus componentes tratan por todos los medios de estar a la altura que se le exige a la entidad a la cual pertenecen. A veces lo logran y otras se estrellan contra adversarios cuya calidad se ve reforzada por el deseo de derrotar al equipo más laureado del mundo. Aunque para ello tengan que dejarse la piel en el césped. Lo ya reseñado es una verdad incuestionable que se produce cada pretemporada. Menos mal que tales equipos tienen preparadores físicos y fisioterapeutas doctos en tales menesteres. De lo contrario, no podrían competir como lo vienen haciendo.
El equipo merengue hace de la necesidad virtud; es decir, que trata de ahorrar desgastes físicos mediante la posesión del balón e imponiendo su superioridad técnica. Armas que cada vez son menos decisivas por algo tan simple como es también la calidad técnica y física que esgrimen sus rivales. Habituados ya a competir en una Liga como es el caso de la perteneciente a Arabia Saudí. Y que les permite estar a pleno rendimiento. Ahora bien, a pesar de lo ya reseñado, el equipo dirigido por Xabi Alonso está obligado a luchar denodadamente a fin de ganar la Copa Mundial de Clubes de la FIFA 2025