Blog de Manolo de la Torre


Entrenador de fútbol, ha ejercido la profesión 19 temporadas. Escritor en periódicos,
ha publicado una columna diaria, durante dos décadas, en tres periódicos ceutíes.

miércoles, 22 de abril de 2015

Ser maestro no es fácil

Los martes, si acaso el mal tiempo no me lo impide, los dedico yo a dar barzones por el centro de la ciudad, y los aprovecho para charlar con cuantos conocidos me salen al paso. De esa interacción social nos beneficiamos ambas partes. El tema de este martes ha sido la denuncia que ha recaído en una maestra del colegio de San Agustín por presuntos malos tratos a varios alumnos infantiles. Y cuyo castigo ha sido, de momento, prohibirle que se acerque a las criaturas a menos de 100 metros.

Asunto tan delicado ha sido la comidilla del día y, por supuesto, he oído varias versiones y todas han sido favorables a una maestra que ni he visto en mi vida ni creo que vaya a tener la posibilidad siquiera de hablar con ella. Me han contado que la maestra está pasando el quinario. Que anda llorando por los rincones, porque no se explica los motivos que ha habido para denunciarla con el fin de hacerle un daño irreparable.

Así que me viene a la memoria mi etapa de niño en el colegio de los años cuarenta. Y veo a la señorita Carmen, que así se llamaba la maestra, con una palmeta en la mano para hacernos ver que no debíamos pasarnos de la raya en ningún momento. Con la señorita Carmen comencé yo a respetar a los mayores y a darme cuenta de que todo aprendizaje requiere atención. Una, dos, o tres veces creo que sufrí las inclemencias de la palmeta que con tanta soltura manejaba la maestra de infantiles. Y no recuerdo si se lo conté a mi madre. Y si lo hice, seguramente que recibí la siguiente respuesta: "Te habrás portado mal". Y es que no había lugar para la queja.

Yo tengo predilección por los maestros. Lo cual no quiere decir que todos merezcan plácemes. Los habrá, sin duda alguna, que no reúnan las condiciones necesarias para ejercer su magisterio. Pero son habas contadas y pronto dejan huellas como para prescindir de ellos. Ahora bien, hay denuncias que huelen mal: a envidias y a odios latentes. Y la denuncia a la maestra del colegio de San Agustín tiene un tufillo a represalia que flota en el ambiente.

La denuncia ha llegado, desgraciadamente, cuando un profesor ha muerto y cuatro personas han resultado heridas tras irrumpir un alumno, de 13 años y de segundo de Eso, armado con una ballesta en el instituto Joan Fuster en Barcelona, Lo cual demuestra que ser maestro, profesor o catedrático se ha convertido en una profesión de alto riesgo.

¡Qué lejos parecen aquellos tiempos de la auténtica monarquía española, cuando el país todavía en lucha por su unidad nacional y apoyándose en todas las clases sociales, se entera en 1371 que los maestros de instrucción primaria, de acuerdo con las disposiciones del rey Enrique II, "deben gozar de cuantas gracias y privilegios gozan los duques y condes", una vez que cumplan cuarenta años de servicio profesional!...

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