Blog de Manolo de la Torre


Entrenador de fútbol, ha ejercido la profesión 19 temporadas. Escritor en periódicos,
ha publicado una columna diaria, durante dos décadas, en tres periódicos ceutíes.

jueves, 14 de mayo de 2015

Torcido

Me llama un amigo de la niñez, que reside en El Puerto de Santa María -nada más concluir el partido Madrid-Juventus-, para decirme, todo sulfurado él, que es imposible que el Madrid gane nada con un portero que lleva ya la tira de tiempo torcido. En Andalucía, por si ustedes no lo saben, se le llama torcido al vino estropeado o avinagrado.

Mi amigo, futbolista profesional que fue durante muchas temporadas, sigue largando tela marinera del portero que salió al Bernabéu amparado por peñas y por toda la prensa del movimiento futbolístico español, encargada de la defensa del mito que tan poderosa sociedad creó para complacer a innumerables españoles que andaban deseando creer en alguien. El asunto tomó más vuelos de lo pensado en un principio y el desmadre comenzó a generar dinero para los miembros de la reseñada sociedad (PMFE).

Mi amigo grita, encolerizado de arriba abajo, que Iker Casillas es un tramojo. Traduzco: un mamarracho. Y, aunque trato de calmarlo, él continúa largando contra el muchacho para quien se había pedido respeto toda la semana, con el fin de que no sonara música de viento contra él en el campo. Lo cual era, además, la mejor manera de doblegar al equipo italiano.

Mi amigo, que ya me había llamado en el descanso, cuando aún ganaba el Madrid por un gol a cero, para recabar mi opinión de lo sucedido en el primer tiempo, está de acuerdo conmigo en que Pirlo no da un pase en condiciones; que a Pogba se le nota muchísimo la inactividad; que Vidal y Marchisio tampoco hacen nada del otro mundo;  y por si fuera poco, Tévez tampoco es capaz de ayudar a Morata. Por cierto, le digo a mi amigo, Morata, al igual que Torres del Atlético, sabe aprovecharse del lado ciego de Sergio Ramos: el izquierdo. En resumen: la Juve no domina la zona vital del medio campo a pesar de que está más nutrida que la del Madrid. Aun así, cuando me toca pronosticar, confieso que no doy un duro por nuestro equipo.

Las actuaciones de Casillas, según mi amigo, ponen a los aficionados del Madrid al borde de lo que los andaluces conocemos como sopitipando. Traduzco: sopitipando es como el insulto. Una enfermedad súbita, aunque no tan grave como el jamacuco. Se limita a un desmayo y casi siempre producido por la ira que desata un portero torcido, estropeado o avinagrado como los vinos. Y, sobre todo, los grandes sofocos son causados por los comentarios de locutores y glosadores de la televisión que nos quieren hacer creer todo lo contrario.

Serénate, le digo a mi amigo. Y él, todo exaltado, va y me responde: "¡Pero como quieres que me serene si Robinson y Martínez de Canal Plus han dicho, con la caradura de costumbre, que el despeje de puños de Casillas, saltando con Chiellini ha sido bueno! Cuando el torcido ha despejado escondido detrás del central italiano y el balón ha ido a Morata, cuyo golpeo pifiado ha terminado en gol. En cuanto a Sergio Ramos, mejor olvidarse de él". A los madridistas de verdad, le digo a mi amigo, sólo nos queda ya la satisfacción de ver ganar la Euroliga a nuestro equipo de baloncesto, el próximo fin de semana.












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