Basura

El ocho de julio pasado, si la memoria no me falla, escribí de la empresa TRACE, encargada del servicio de limpieza de la ciudad. Debido al mal ambiente que le están generando quienes son especialistas en atentar contra empresas que no accedan a colmar los insaciables apetitos de los "sobrecogedores"  profesionales.Que son siempre los mismos; habas contadas pero que no cesan de cometer tropelías si no consiguen la pasta gansa que ellos desean percibir.

Hoy, cuando aún no se ha cumplido un mes desde entonces; esto es, desde que me referí a los permanentes problemas que suscita semejante servicio público, ofrecido por empresa privada, vuelvo a las andadas, por una razón muy clara: TRACE sigue siendo objeto de una persecución implacable, con el fin de que sus directivos sepan que si no pasan por el aro de las prebendas estarán condenados a padecer críticas acerbas y sin solución de continuidad.

Yo conozco más que bien  la manera de actuar que tienen los sobrecogedores de esta ciudad. Créanme que no estoy presumiendo de estar enterado de algo que me produce náuseas. Lo que sí me causa una rabia infinita es no poder dar sus nombres: sobre todo el de uno que se lo está llevando calentito desde el último día que vivió Matusalén. Y es que el gachó no tiene hartura. Pasan los años y sigue poniendo la mano porque sí. En fin, allá él; para lo que le va a valer.

-Hombre, le vale para repartir sus ganancias con quienes tú sabes... ¿O es que acaso tú no compartías ratos de ocio con el delegado de Ciudad Limpia: empresa de la basura que en el año 1982 fue motivo de escándalo en la ciudad. ¿No te acuerdas de aquel murciano que, en cuanto empinaba el codo, se le soltaba la lengua y nos ponía al cabo de cómo se repartía la tela entre políticos y personal de los medios de comunicación de entonces?

-Claro que me acuerdo... Cómo no me voy a acordar de lo que largaba aquel hombre, quizá amargado por tener que pagar sobresueldos a políticos y medios de comunicación. Dineros que luego le faltaban para aumentar la plantilla de trabajadores y materiales para el menester que tenía encomendado. De hecho, se produjo el desastre: ni Ingeniería Urbana ni Ciudad Limpia pudieron evitar que tanto la Gran Vía como los terrenos ganados al mar y cedidos por la Junta de El Puerto al Ayuntamiento, principiando los años ochenta, dejaran de ser un vertedero de inmundicias.

Ahora bien, conviene decir cuanto antes que hace ya tiempo que los políticos no se atreven a dar un paso en falso, debido a que los jueces ya han entalegado a algunos colegas. Pero -terrible adversativo- hay personajes que siguen amenazando constantemente a las empresas que no cedan al chantaje. Lo que habría que saber es si están conchabados con alguien en especial. Es la sensación que uno tiene ante el empeño que se viene poniendo en desacreditar a TRACE.  Todos los días y fiestas de guardar.