Elsa Rovayo 'La Shica'

Fue un  día de julio de 2009, a mediodía, cuando Elsa Rovayo 'La Shica' estaba en la terraza de una cafetería y, nada más verme, dado que ya habíamos sido presentados anteriormente, se levantó y se vino hacia mí, como si me conociera de toda la vida. Acompañada por algunos de los suyos, y dejándose querer por su madre, me invitó a sentarme con ellos para compartir un rato de charla.

De aquella charla, y aunque hube de echar mano de varias servilletas, con el fin de tomar algunas notas, pues nunca es bueno confiar ciegamente en la memoria, fue saliendo una entrevista, mientras me percataba  de que la razón de ser del arte es el gozo que produce en quien lo crea. Elsa Rovayo 'La Shica' era la viva estampa de lo dicho. Y es que su mirada irradiaba felicidad y su lenguaje corporal era una fiesta por todo lo alto.

Aquel verano de 2009 fue, sin duda alguna, cuando la artista ceutí comenzó a saborear de verdad las mieles del éxito. Cantó y bailó en los escenarios a su manera... Dejando boquiabiertos a tirios y troyanos. Aunque, todo hay que decirlo, no faltaron los puristas opinando de la verdad de la copla y cosas por el estilo. Como siempre suele ocurrir y además es necesario que la disparidad de criterios exista.

Elsa me dijo entonces que ella admiraba a Lola Flores y que no se cansaba de recordarla en sus actuaciones. Por una razón muy sencilla: "Porque Lola se adelantó a su tiempo y estuvo haciendo lo que hago yo ahora -salvando las distancias- con enorme personalidad y talento, como para llevarse a los públicos de calle".

De calle me contó Elsa que se llevó ella a los griegos. Y es que en Grecia obtuvo un triunfo clamoroso. Y qué decir del logrado en Argentina: "Mira, Manolo, me dijo toda entusiasmada, teatro reventón de gentes; 500 personas jaleándome y diciéndome diosa y cosas por el estilo... Inenarrable. Todo lo que te diga es poco, créeme. Así que decidí cantarles un tango por bulerías y se armó un alboroto. ¡Qué alegría, chiquillo; qué alegría!".

Aquel verano de 2009, a Elsa Rovayo ¡La Shica' le fue concedida, además, la Medalla de la Ciudad. De la ciudad de Ceuta. Donde la nacieron. Galardón más que merecido a un torbellino de mujer que supo, en su momento, dar un paso tan definitivo como arriesgado para llegar a ser lo que es: una artista que hacía falta en los escenarios. Una tía alucinante...  Pero, por encima de todo, yo veo a La Shica, seis años después de aquella entrevista, tan curtida en los vaivenes de la vida, tan segura de sus posibilidades, que será difícil que nada le haga perder el enorme equilibrio del cual goza con su arte. Del que se alimenta, y una vez digerido, nos lo devuelve con aires de grandeza.

No me cabe la menor duda de que la participación de La Shica en El Festival de las Culturas Tingitana, como primerísima figura, será un éxito.