En la calle se dice, y es conveniente prestarle atención, que el asunto de las 317 viviendas de Loma Colmenar va a dejar a nuestro alcalde tocado de un ala. Incluso los hay que no se cortan lo más mínimo en airear que semejante embrollo debería ser motivo más que suficiente para que Juan Vivas presentara su dimisión. Pero nuestro alcalde está convencido de que su poder en esta ciudad sigue siendo omnímodo. Y que, por tanto, ni siquiera la justicia se atreverá a meterle mano.
Sí, ya sé que los jueces son humanos y que tienen sus ideologías y sus filias y sus fobias, e incluso que, en según qué ocasiones, dictan sentencias estirando las leyes... Pero a veces es peor ganar en los juzgados y no ante la opinión pública. La opinión pública está convencida de que López no es un bendito de Dios; pero sí es consciente de que lo que dice se acerca más a la verdad de lo que ha venido propalando el portavoz del Gobierno.
Cuando estas líneas salgan a la luz, aún no se sabrá lo que la jueza, a la que le ha tocado el asunto en sorteo (!), haya decidido acerca de si se entregan las viviendas o se sigue investigando el quid de la cuestión. Esto es, los chanchullos que han venido produciéndose en un menester que ha permitido enriquecerse a varias personas. ¡Ay, si uno pudiera demostrar con papeles lo que sabe al respecto!
Lo que uno sabe al respecto es lo que ha dicho Isaac Medina, empleado de Emvicesa, cuando ha sido preguntado como testigo en el juzgado: "Siempre se ha hecho igual durante mis 18 años en Emvicesa". Isaac Medina, estimado amigo, sabe muy bien que yo nunca quise ahondar en cómo se adjudicaban las Viviendas de Protección Oficial. Y mucho menos darme por enterado de cómo alguien que escribe -en un periódico local- se ha venido aprovechando de las adjudicaciones de las viviendas sin que ni siquiera Aróstegui, que todo cree saberlo, dijera ni pío.
Las Viviendas de Protección Oficial han sido un chollo para los políticos. Y, por supuesto, para quien lleva ya casi dos décadas en el cargo. Isaac Medina, que de tonto tiene un pelo, sabe que López juega con los conocimientos adquiridos en una consejería golosa. Y que sus silencios son tan necesarios como el aire que se respira. Porque si se le saca de sus casillas, que es lo que imprudentemente se está haciendo, la cosa puede terminar como el Rosario de la Aurora.
En fin, que el escándalo de las 317 Viviendas de Loma Colmenar, cuando nadie lo esperaba, ha conseguido poner a nuestro alcalde entre la espada y la pared. En otra ciudad, no me cabe la menor duda de que tan grande hombre lo pasaría muy mal. Pero en ésta, por razones que no diré, faltaría más, saldrá ileso de semejante despropósito. Y ello le servirá de estímulo para seguir haciendo de su capa un sayo.
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