Blog de Manolo de la Torre


Entrenador de fútbol, ha ejercido la profesión 19 temporadas. Escritor en periódicos,
ha publicado una columna diaria, durante dos décadas, en tres periódicos ceutíes.

miércoles, 10 de febrero de 2016

Charla de sobremesa

Con el segundo whisky de la noche en la mano, mi amigo decidió adentrarse en el túnel del tiempo y comenzó a decir lo que yo nunca le había oído y mucho menos formando parte de una sobremesa compuesta por algunas personas con las que él jamás había cruzado palabra alguna. Ni tampoco podía imaginarme que los años de la dictadura habían constituido un trauma para él. Pensaba incluso todo lo contrario. Aunque sus palabras, por más que salieran dolidas y preñadas de sentimientos, no venían a cuento.

-En España, hasta hace nada, como quien dice, ha habido mutilados de guerra y putos cojos. En este país, siempre ha habido caídos y tumbados.

Mientras mi amigo se desfogaba con tanta dureza como inesperadamente, los comensales guardábamos un silencio tan respetuoso como sobrecogidos estábamos. Y nos mirábamos sin atrevernos a decir esta boca es mía. Mi amigo cerró su intervención sin recurrir al burladero, lo cual conviene resaltarlo: "Estoy orgulloso de que mi hijo, que vive en Madrid, haya decidido formar parte de las huestes de Podemos".

Fue entonces, en ese preciso momento, cuando entendimos de qué iba el asunto. Y, por tanto, pronto, muy pronto, alguien se encargó de darle la réplica consiguiente a mi amigo.

-Mira, Fulano, mi padre, en sus años mozo, fue anarquista y sindicalista. Y no vayas a creer que me avergüenzo de ello. De ningún modo. Pues soy de los que piensan que la juventud debe tener en su momento ideales tan puros. Porque tiempo tendrá de perder esas ilusiones. Luego la vida le muestra a uno que el hombre no está hecho para esas sociedades utópicas. Es más, tengo la completa certeza de que tú sabes que no hay ni siquiera dos hombres iguales en el mundo.

Tras un momento de intercambio de impresiones y de cháchara incontrolada, los reunidos acordaron que continuara la misma persona en posesión de la palabra. Y ésta insistió: "No hay siquiera dos hombres iguales en el mundo. Uno es ambicioso, el otro, dejado; uno es activo, el otro, haragán. Uno quiere progresar, al otro le importa un comino seguir toda la vida como un pobre tinterillo. En fin, el hombre es por naturaleza desigual y es inútil pretender fundar sociedades donde los hombres sean iguales".

Llegado a este punto, tan complejo, y viendo quien estaba en el uso de la palabra que acaparaba toda la atención de la sobremesa, tratando sobre un tema muy delicado, decidió cortar por lo sano brindando por España y porque los políticos, incluso los de Podemos, logren sacarla del lío en la que la han metido sus gobernantes y los corruptos. Amén. 









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