Blog de Manolo de la Torre


Entrenador de fútbol, ha ejercido la profesión 19 temporadas. Escritor en periódicos,
ha publicado una columna diaria, durante dos décadas, en tres periódicos ceutíes.

viernes, 11 de marzo de 2016

López Palomero y los hermanos Zapico

Tengo por costumbre cada martes, como creo haber dicho ya varias veces, pasear por el centro de la ciudad. Y lo primero que hago es demorarme un tiempo prudencial en la siempre recoleta plaza de África; tal vez porque en ella vi muchos amaneceres antes de meterme en la piltra que me esperaba en el entonces Hotel La Muralla. Y, naturalmente, el paso siguiente es darme una vuelta por el interior del hotel que pasó a ser Parador hace ya la tira de años. Sin otro objetivo que avivar los recuerdos de una época tan cercana pero tan distinta a la actual.

Fue pisar la sala de estar del Parador, y hallar a Jesús López Palomero: director del establecimiento hace años y que ha vuelto a ocupar el cargo aunque deberá compartirlo con la dirección del Parador de Melilla. Prueba evidente de cómo es reconocida su valía por quienes mandan. Tras los saludos de rigor y las consabidas muestras de afecto por habernos caído bien en su momento, JLP me dijo que en Melilla le habían regalado un libro en el cual describo yo a muchos contertulios del famoso 'Rincón del Muralla'. Y que, según él, le está ayudando a conocer aún más la Historia del Hotel.

Así que aprovecho la ocasión que me brindó el director, López Palomero, recién llegado con el fin de cumplir una nueva etapa al frente del Parador, para hablar de dos hermanos que, unas veces por hache y otras por be, nunca fueron incluidos en mis escritos sobre apellidos locales. Se trata de los hermanos Zapico: Juan José y Jesús; con quienes mantuve siempre las mejores relaciones.

Jesús Zapico era el paño de lágrimas de muchas mujeres que le confesaban sus problemas y debilidades y él tenía, casi siempre, la respuesta adecuada a cada cual. Su tienda de regalos y antigüedades, situada en una nave del hotel, era el centro de reunión de sus amistades. Estaba considerado como emperador del cotilleo. Que él vendía como terapia saludable. Le importaba un bledo y parte del otro lo que dijeran de su persona. Hubo un tiempo, además, en que su presencia en las fiestas -de medio pelo  hacia arriba- fue considerada chic.

Juan José Zapico. Empresario. Disfrutó de sus negocios cuando en Ceuta corría el dinero a manos llenas y  los billetes se llevaban a los bancos en talegas muy holgadas. Amable, simpático, afectuoso y hablista de casi todo... Lo pasaba mal, en bastantes ocasiones, por estar afectado de hipocondría. Hace ya mucho tiempo que no sé nada de él. Pero siempre que pongo los pies en El Parador Hotel La Muralla me acuerdo de su bonhomía.


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