Blog de Manolo de la Torre


Entrenador de fútbol, ha ejercido la profesión 19 temporadas. Escritor en periódicos,
ha publicado una columna diaria, durante dos décadas, en tres periódicos ceutíes.

miércoles, 9 de marzo de 2016

Miscelánea

Zidane no le ha dado importancia al desastroso partido jugado por Sergio Ramos frente al Roma y mucho menos ha opinado sobre cómo el velocísimo Salah sembró el pánico por la banda izquierda. Por la cual se colaba el jugador egipcio como Pedro por su casa. Yo creo que sus declaraciones son para quitarle hierro al asunto. Pero, por si acaso no es así, me voy a permitir recordarle algo que se le atribuye a Johan Cruyff.

JC distingue tres clases de entrenadores: los que ganan y pierden un partido sin saber por qué; los que ganan y pierden un partido y saben por qué; y los que ganan y pierden un partido y no sólo saben por qué sino que también tienen la solución para seguir ganando o evitar seguir perdiendo. Cruyff dice que la vida consiste simplemente en tomar decisiones. Lo cual, digo yo, es una verdad que no necesita demostración.

Albert Rivera está siendo objeto de las más furibundas críticas por parte de todos los partidos, exceptuando, claro es, al PSOE. El presidente de Ciudadanos está siendo vapuleado de la misma manera que lo hacen los vientos con la flor del vilano. Su pacto con Pablo Sánchez lo ha colocado en la situación ideal para ser odiado a tutiplén.

Pero el político catalán da la impresión de haberse preparado a conciencia para soportar las inclemencias que llevan consigo ser líder de un partido de centro. Puesto que sabe sobradamente que el centro no es un concepto ideológico y ni siquiera estratégico, sino político, en el sentido que la palabra tiene de posibilismo, moderación y capacidad integradora. El centro está hecho para luchar contra la involución.

Los políticos llevan diciendo desde que se celebraron las elecciones de diciembre que lo que han votado los ciudadanos es para que haya cambios. Y no se apean del burro. Menuda cantinela. A mí me gustaría que saliera alguien, en una de esas tertulias televisadas, tan celebradas y en las que gritar fuerte tiene premio gordo, hablando acerca del votante, como lo hace un señor cuyo nombre me reservo. Dice así.

"El votante es un tipo mal informado -no se corta lo más mínimo en generalizar-, cargado de prejuicios y, sobre todo, muy emocional. No hace falta estudiar mucho para ser consciente de eso. Si uno se pregunta por qué votó, a quién votó en las últimas elecciones, encuentra miedos, manías, ideología (que en un terreno de juego tan estrecho como el nuestro tiene mucho de prejuicio) y un poderoso sentimiento negativo hacia el rival del candidato que elegimos".

El descrédito de los políticos sigue subiendo como la espuma. Por muchos motivos. Pero hoy toca decirles que deberían tener más que asumido que son servidores públicos, como los funcionarios, aunque con más responsabilidades y una representatividad directa que les obliga a dar ejemplo. La honradez se les supone -verdadero acto de fe-, y al que deja de suponérsele hay que expulsarlo de la política.

Ada Colau, alcaldesa de Barcelona, dice a dos militares que no le gusta que estén en el salón de la Enseñanza. La señora Colau debería saber que el Ejército es una pieza fundamental de un Estado en el que los ciudadanos aspiren a ejercer su libertad. Aunque muchos años de mal uso hayan distorsionado la imagen. En las Fuerzas Armadas descansa el fundamento de la seguridad y la integración nacional. Tiempo tendremos de hacerle ver a la señora Colau los servicios que presta nuestro Ejército.

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