Blog de Manolo de la Torre


Entrenador de fútbol, ha ejercido la profesión 19 temporadas. Escritor en periódicos,
ha publicado una columna diaria, durante dos décadas, en tres periódicos ceutíes.

lunes, 18 de abril de 2016

El Carabanchel es equipo centenario y Felines

Hace tres días, o cuatro, que para el caso es lo mismo, se le rindió un merecido y emotivo homenaje al RCD Carabanchel por haber cumplido cien años. Siendo, por tanto, el tercer equipo existente más antiguo de la capital de España. Y, por si fuera poco, La Mina, su campo, es el más antiguo de los madriles. Al acto asistieron personalidades del mundo de la política y del fútbol: Cristina Cifuentes, Vicente del Bosque, Butragueño y Germán 'El Mono' Burgos entre otras.

La noticia de tan sugestivo aniversario me ha hecho mirar hacia atrás sin miedo a quedarme como la mujer de Lot. Pues yo jugué en el Carabanchel hace la friolera de 54 años. Corría el verano de 1961 cuando un día el sargento de guardia de la puerta principal del Ministerio de Marina, situada en el Paseo del Prado, me llamó para decirme que había dos señores que preguntaban por mí. Así que bajé al túnel de salida y, mediante el permiso consiguiente, los atendí.

Uno se identificó como Marcelino y el otro como Bernardino Matallanas. Y pronto fueron al grano: José Sánchez Pérez 'El Trompi' nos ha dicho que estabas aquí y hemos venido para ver si te es posible jugar el próximo domingo un partido amistoso en el campo de La Mina. Les dije que sí. Y el domingo por la tarde ya estaba a disposición de Herminio Mielgo -entrenador-. El partido salió muy bien.

El Carabanchel acababa de ascender a Tercera División y en La Mina se vivía un ambiente festivo. Aquel día conocí a Mayo -gran portero- y Miguelín -delantero centro extraordinario- Había futbolistas tan buenos como Collado y Villa y, sobre todo, compartí tareas de volante con Villaverde: quien terminaría jugando en el Atlético de Madrid. He de decir que el entrenador -Herminio Mielgo- era un hombre muy educado y daba ya muestras evidentes de conocer la preparación física.

Hicimos una temporada magnífica. En la primera vuelta nos codeamos con el entonces poderoso Calvo Sotelo, Manchego y Rayo Vallecano y otros equipos encopetados del Grupo. Al final logramos clasificarnos en la sexta posición. Lo cual hizo posible que todos los jugadores fuéramos muy solicitados en la siguiente temporada.

Bernardino Matallanas, que era nuestro delegado y además un lince como ojeador de futbolistas, tenía su fe puesta en un juvenil procedente del Puerta Bonita, llamado Felines. Y un buen día, debido a que yo me había hecho fuerte en la plantilla y tenía la confianza del entrenador, me dijo que abogara por Felo ante Mielgo. Y así lo hice. Aunque Felines no necesitaba ayuda de nadie, pues verlo jugar era ya todo un espectáculo.

Felines debutó en nuestro campo frente al Don Benito. Lo hizo como extremo zurdo y creo recordar que fue marcado por un defensa corpulento que daba miedo. Ni que decir tiene que Felines volvió loco a su rival. El cual terminó derrotado en todos los sentidos. No es la primera vez que yo escribo de Félix Bardera "Felines". Verlo jugar era una delicia; eso sí, siempre y cuando uno no tuviera que pasar por el trance de marcarlo. Y quien escribe lo sufrió varias veces.

En el verano de 1963, estando yo en Alicante para jugar el Trofeo San Pedro, coincidí con Pedro Eguiluz, a la sazón técnico que compartía tarea con Miguel Malbo en la secretaría técnica del Real Madrid, y me pidió mi parecer sobre Felines.Y el Madrid lo fichó a pesar de que a don Santiago Bernabéu no le gustaban los jugadores bajitos no consagrados. Así que Félix Bardera "Felines" fue cedido al Rayo y allí impartió lecciones. Los hay que hablan por boca de ganso de cómo jugaba Felines y, claro, no tienen ni idea. Pues era mejor que todos esos a los que se les compara. Pero no viene al caso entrar en disquisición a ese respecto.

Y de Carabanchel qué decir. Yo viví grandes momentos en el entonces considerado barrio.Yo solía comer en el Bar Central, creo que así se llamaba, y allí me reunía con gente de mucho arte, con republicanos silenciosos y asimismo con ganadores de una guerra que trataban de seguir viviendo sin sacar pecho. La verdad sea dicha. Y acabo con esta anécdota: cuando los jugadores nos lesionábamos acudíamos a la Prisión Provincial de Carabanchel para que nos atendiera un practicante, hincha del equipo, que prestaba allí sus servicios. Vaya, pues,  mi felicitación, aunque sea a toro pasado, por esos cien años que ha cumplido el RCD Carabanchel.



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