Blog de Manolo de la Torre


Entrenador de fútbol, ha ejercido la profesión 19 temporadas. Escritor en periódicos,
ha publicado una columna diaria, durante dos décadas, en tres periódicos ceutíes.

sábado, 13 de agosto de 2016

Azorín: Yo escribo para comer

Me para un conocido, de toda la vida, y lo primero que me dice es que Pepe Ríos Pozo ha fallecido. Y me quedo como Belinda. Aunque se me viene a la memoria esta frase del poema perteneciente a Jhon Donne: La muerte de cualquier hombre me disminuye... Y, dado que mi interlocutor no consigue sacarme de mi mutismo, decide cambiar de tema.

-Oye, Manolo, que te vengo leyendo y llevas ya casi año y medio sin apretarle las clavijas a nuestro alcalde. Y no será porque no haya motivos más que suficientes para darle caña.

Decido darle la razón a mi conocido de toda la vida. Y hasta me permito responderle así: Mira, Fulano, es que las cosas han cambiado radicalmente. Antes, por si tú no lo sabes, yo opinaba según se manifestaba la línea editorial del medio en el cual estuviera prestando mis servicios. Ahora, en cambio, soy yo quien me puedo permitir el lujo de censurarme. ¿Lo entiendes o te lo explico otra vez?

-Oye, Manolo, procura no tratarme como si yo fuera tonto del bote. Así que, con todos mis respetos, te diré que yo pensaba que tú escribías para denunciar los malos comportamientos de los políticos y las malas andanzas de las autoridades. De modo que jamás puse en duda que tú opinabas a tu albedrío.

-Lo cual te agradezco. Pero no sé si estarás enterado de las muchas persecuciones que tuve y de cómo hube de lidiar ataques tremendos. Y sin la ayuda de nadie. Miento: alguna ayuda sí que tuve. Aunque conviene omitir el nombre de quien se atrevió a prestármela. Ahora bien, yo creo que esta conversación merece acabar con esta anécdota. La que creo haber contado en otra ocasión. Si bien no me importa la repetición.

-Verás, Gonzálo Fernández de la Mora, quien como tú sabes sobradamente, era un escritor reaccionario, perteneciente a una derecha rancia y que destacó en su juventud por manifestarse contra la proyección de la película Gilda en Madrid, como estudiante católico y patriota, fue un día a ver a Azorín y le cuenta, acalorado, "que él escribe por salvar y cantar la patria, regenerar España, explicar a Dios y otros misterios".

El maestro Azorín le responde, tranquilo:

Yo escribo para comer.


No hay comentarios:

Publicar un comentario

Comenta mis escritos ,pero desde el respeto.

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.