Blog de Manolo de la Torre


Entrenador de fútbol, ha ejercido la profesión 19 temporadas. Escritor en periódicos,
ha publicado una columna diaria, durante dos décadas, en tres periódicos ceutíes.

lunes, 1 de agosto de 2016

Fiestas Patronales: corra el vino y reine la alegría

Comienza la Feria. Y lo hará, como es tradicional, nada más producirse el encendido del alumbrado. Espectáculo imprescindible en tales acontecimientos. Y que se hará realidad a las diez de la noche. Que es cuando está calculado que el presidente de la Ciudad, Juan Vivas, y el Consejero de Juventud, Turismo, Deporte y Fiesta, Fernando Ramos, lleguen al recinto ferial, acompañando a las Reinas de las Fiestas.

No me cabe la menor duda de que ese paseo desde el edificio municipal hasta la portada de las fiestas agosteñas, en honor de la Virgen de África, será seguido por innumerables ceutíes. Puesto que no deja de ser el preludio de lo que se avecina: seis días en los que deben reinar la alegría de unas fiestas necesarias. Por más que la mala situación económica sea el mayor impedimento para que muchas familias las vivan plenamente.

Plenamente viví yo algunas ferias de Ceuta cuando escaseaban los terrenos donde situarla. Y, por tanto, en llegando estas fechas, me resulta imposible no dejarme invadir por la nostalgia. Añoranza de unos amigos que, recién llegado yo a esta tierra, me introdujeron en el ambiente de un escenario que a mí me cautivó.

Amigos que ya no están y con quienes descubrí muy pronto que aquí también había la gracia gaditana de decir las cosas en serio. Que se sabía beber los vinos finos como mandan los cánones de los mejores cenáculos gaditanos. Que las mujeres, ataviadas para la ocasión, bailaban de modo y manera que hubiera sido imposible no conmoverse ante un arte donde ritmo y donaire iban cogidos de la mano.

Aquella Feria, de aquel agosto de 1982, se celebró en la Gran Vía. Cuando esa arteria propiciaba los más enconados debates sobre su decadencia. Pero, aun así, a mí me sigue sonando en los oídos las sevillanas cantadas por Francisco Palacio Ortega El Pali. Agotado ya por los achaques de la edad y consumido por la necesidad de tener que seguir ganándose los grabieles  para no perder la costumbre de vivir.

Aquella Feria, de aquel agosto ya aludido, me hizo esperar con verdadero interés la llegada de la siguiente. La cual cambió de recinto pero no de estilo. Y allá que acudí presto a vivirla con el entusiasmo de saber que no era su nuevo emplazamiento sino la gente la que le daba postín a las fiestas.

Eran otros tiempos. Por supuesto que sí. Tiempos en los que la clase media gozaba de un bienestar económico acorde con las muchas horas de trabajo que hacían en los comercios. Y, claro, el Hotel La Muralla era el establecimiento ideal para ponerse a tono antes de emprender el camino hacia el recinto ferial. En El Muralla me divertí de lo lindo, viví momentos placenteros y, cómo no, disfruté de tertulias con artistas, en algunos casos también amigos, que venían a deleitarnos con sus actuaciones.

En fin, evocaciones apartes, mi deseo es que la Feria (2016) -que comienza a la misma hora que se publica este escrito- sea lo que debe ser: Fiesta de jolgorio y de divertimento sin tregua. De entretenimiento generalizado. Y, naturalmente, de convivencia. Debido a que las fiestas agosteñas están dedicadas a la Patrona de la Ciudad. Así que corra el vino y reine la alegría.




No hay comentarios:

Publicar un comentario

Comenta mis escritos ,pero desde el respeto.

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.