Blog de Manolo de la Torre


Entrenador de fútbol, ha ejercido la profesión 19 temporadas. Escritor en periódicos,
ha publicado una columna diaria, durante dos décadas, en tres periódicos ceutíes.

jueves, 6 de octubre de 2016

España se diluye en la segunda parte

La selección española dominó a la italiana durante veintantos minutos de la primera parte. Tiempo en el que los españoles presionaron muy arriba e impidieron que los zagueros locales pudieran sacar la pelota jugada. Por más que Buffon se empecinara en imitar a Ter Stegen. Parece mentira que ante el agobio del equipo español, dominador de todas las zonas del campo, el guardameta de leyenda no recibiera la orden de sacar en largo para tratar así de evitar el agobio a que estaba siendo sometido su equipo y también crear algún peligro en la portería adversaria.

El dominio aplastante de España se debía a que Iniesta y Silva, con misión de jugar a su libre albedrío, junto con la potencia y la buena colocación de Koke, y la gran ayuda de Vitolo por la banda derecha, formaban un medio campo sensacional donde Busquets era el único cuya participación era deficiente. Fueron unos minutos extraordinarios de los nuestros. Con una Italia agazapada detrás y demostrando sus centrales que saben capear situaciones en las que cualquier otra selección hubiese bajado la cerviz.

Tanto dominio y tantas combinaciones trenzadas, todo hay que decirlo, estuvieron carentes de eficacia. Entre otras razones porque no le se chutó a Buffon. Hubo muchos córners, pero muchos; y tampoco debemos ocultar que casi todos fueron desaprovechados. Lo cual les dio alas a los italianos para ceder saques de esquina a granel. España fue cediendo en su empuje y en su juego. A medida que Iniesta y Silva se fueron diluyendo y a Koke se le hizo muy grande el campo. Máxime cuando Busquets trota más que corre y encima evidencia unas torpezas de futbolista venido a menos. Menos mal que Vitolo -enorme jugador- mantenía el tipo. por su banda.

La lesión de Jordi Alba nos permitió comprobar cómo Nacho vale para todo. Cierto es que al no ser zurdo sus subidas al ataque por el lado siniestro no pueden ser las mejores. En cambio, a medida que los italianos iban sacando a relucir el segundo aliento y el orgullo que los caracteriza, las flaquezas de nuestros centrales comenzaron a verse desde los chirlos mirlos. O, más lejos aún: desde donde el viento da la vuelta. Pues bien, cuando peor estaba jugando España llegó el regalo de Buffon. Tremenda metedura de pata y sobre todo propiciada por una acción irresponsable.

¿Por qué?... Porque su obligación era despejar violentamente y no querer combinar con un compañero que estaba a su derecha. Pésima actuación de un portero que, a la vejez viruela, le ha dado por creer que es un virtuoso manejando el balón con los pies. El regalo lo aprovechó Vitolo y con el uno a cero parecía que todo estaba controlado. Sin embargo, la entrada de Immobile, sustituyendo a Pellé, cambió el sino del partido. Antes había tenido Vitolo otra oportunidad.

Immobile se bastó y se sobró para sacarles los colores tanto a Ramos como a Piqué. Es verdad que ambos no recibieron en los momentos de mayor dominio de Italia la ayuda de Busquets. Un medio centro defensivo que no defiende. Y que se deja ver sólo cuando su equipo está en posesión del balón. En fin, que el habitual penalti de Ramos se produjo y De Rossi lo lanzó pèrfectamente y el partido terminó en empate. Empate que, por la categoría del rival, es bueno. Pero no debe engañar a Lopetegui. Puesto que España jugó bien veinte minutos escasos y nunca tiró a gol desde la media distancia. Diego Costa y Morata no hicieron más que luchar denodadamente.


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