Blog de Manolo de la Torre


Entrenador de fútbol, ha ejercido la profesión 19 temporadas. Escritor en periódicos,
ha publicado una columna diaria, durante dos décadas, en tres periódicos ceutíes.

viernes, 4 de noviembre de 2016

Ramón Espinar

En el Elogio de la deslealtad -Graham Green- hay un un párrafo largo que suelo releer cada dos por tres por parecerme que nunca perderá un ápice de actualidad. Y que me voy a permitir transcribir literalmente. Aunque por cuestiones de estilo, lo dividiré en dos: "Siempre le interesó al Estado envenenar los pozos psicológicos, alentar los silbidos, limitar los sentimientos de solidaridad entre los seres humanos. Los negocios son más fáciles de administrar cuando el pueblo vocifera: Galileo Papista, Fascista, Comunista. Pero el que tiene por misión contar historias, ¿no tiene por deber hacer de abogado del diablo, hacer que nazca la simpatía, y una cierta parte de comprensión, hacia aquellos que se encuentran fuera de los límites aprobados por el Estado?

Continúa diciendo Grahan Green: Su propia vocación conduce al escritor a ser protestante en una sociedad católica, católico en una sociedad protestante, a ver los méritos del capitalismo en un Estado comunista, del comunismo en un Estado capitalista. "Debemos defender incluso a nuestros enemigos contra la injusticia", escribió Thomas Paine.

La primera vez que yo vi a Ramón Espinar (Podemos) fue -gracias a la televisión-. haciendo de inquiridor  con el fin de que Esperanza Aguirre, líder del PP madrileño y ex presidenta de la Comunidad de Madrid, respondiera en la Comisión de corrupción. El político de Podemos mostraba la faz altiva, el ademán de juez inflexible y su mirada inquisitiva trataba de violentar el ánimo de una mujer que nunca despertó en mí simpatía alguna cuando se sentía todapoderosa

Sin embargo, aquel día de principios de febrero pasado, en la Asamblea de Madrid, yo decidí hacer de abogado del diablo, ateníendome a que es una mala tendencia culpar a alguien de algo por mera intuición, antes de que se averigüe si es verdad el hecho de que se le acusa. Aún recuerdo la imagen satisfecha del señor Espinar por estar convencido de que sus preguntas estaban a punto de propiciar el derrumbe de una mujer criada en cuna meneada y dueña de un historial político destacado.

Lejos estaba yo de pensar que el ahora Senador de Podemos iba a verse envuelto en un lío morrocotudo, debido a la venta de una vivienda protegida, que le ha reportado pingües beneficios y sobre todo que ha sido incapaz de salir airoso de las preguntas que se le han venido haciendo al respecto de lo que algunos medios han calificado de "pelotazo".

¡Ay, señor Espinar, siento no poder romper lanzas por usted! Pero es que no soporto a quienes van dando lecciones de moral y no dudan en llevárselo calentito en cuanto se les presenta la oportunidad. Se lo dice alguien a quien le chifla sobremanera ponerse de parte de los más desfavorecidos. Incluso de los perdedores por sistema. Y hasta de los mangantes capaces de presumir de que lo son por la gracia de Dios. Mas nunca de quienes militan en un partido, como el suyo, donde no se cansan ustedes de gritar a voz en cuello que son de honradez acendrada.

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