Blog de Manolo de la Torre


Entrenador de fútbol, ha ejercido la profesión 19 temporadas. Escritor en periódicos,
ha publicado una columna diaria, durante dos décadas, en tres periódicos ceutíes.

jueves, 22 de febrero de 2018

Busquets, Ceballos y De Gea

En su momento no creí conveniente escribír nada en relación con el partido Chelsea-Barcelona, encuentro en el cual se pusieron todos los santos a favor del equipo culé para que obtuviera un resultado extraordinario aunque nunca acorde con el juego desarrollado en Stamford Bridge; hoy, sin embargo, he decidido hacerlo tras haber leído unas declaraciones de Steven Gerrard, exjugador del Liverpool y leyenda del fútbol en el Reino Unido, referidas a Sergio Busquets. En las que hace el elogio sublime del jugador azulgrana. Lo tacha de especial, extraordinario, infrecuente. Por ser capaz de tocar la pelota en 152 ocasiones, sin que nadie se la quitara y sin apenas sudar. A Steven Gerrard se le olvidó decir que Busquets, como mediocentro defensivo que es, fue incapaz de salirle al paso a Willian cada vez que éste amenazaba la portería de Ter Stegen. Con resultados extraordinarios: chutando dos veces contra los postes y marcando un gol. Es decir, que en la tarea de su admirado jugador no cabe el acudir en ayuda de sus compañeros. Cual le corresponde por su demarcación.

Decíamos ayer que carecía de sentido que Zidane, con un marcador tan favorable y cuando faltaban escasos segundos para que el árbitro indicara el final del partido en el Estadio de Butarque, decidiera cambiar a Kovacic por Dani Ceballos. En modo alguno merecía el jugador de Utrera pasar por semejante bochorno. Ni el de Utrera ni otro que hubiera nacido en la Conchinchina. Hay que tener muy malaúva o ser muy cerrado de mollera para comportarse así. Y no creo que ZZ tenga mala intención ni sea blando de cerebro. Y tampoco semejante desatino se le podría achacar a un ataque de nervios por la incertidumbre del resultado. ¿Entonces?... Mire usted, si yo supiera el motivo que indujo al entrenador del Madrid a comportarse de tal guisa lo gritaría a voz en cuello. Porque acciones de ese tipo son las que casi nunca olvidan las personas agraviadas. En el caso que nos ocupa, el problema radica en las dificultades que va a encontrar el entrenador para recuperar todos los sentimientos deteriorados de Dani Ceballos. Zidane, además, está obligado a darle al jugador las explicaciones correspondientes.

Fue terminar el Leganés-Madrid y, tras refrescarme el gaznate y acudir presto al cuarto de baño, sentarme nuevamente ante el televisor de la salita de estar para convertirme en espectador del Sevilla-Manchester United. Extraordinario ambiente en el Sánchez Pizjuán, como ya es costumbre, y expectación a raudales por ver a dos rivales muy distintos pero poderosos. Poderoso, espectacular, y tocado por los dioses estuvo De Gea en varias ocasiones. De un portero con tantos centímetros se espera que sea muy bueno por arriba y sobre todo que domine el área pequeña, sin duda; pero no que dé un curso de reflejos, agilidad e intuición. Y hasta se permitió el lujo de hacer uso de sus saques siempre en beneficio de su equipo, claro está. Ora en largo para evitar la presión de los jugadores hispalenses; ora en corto al pie del jugador más competente en esas acciones y así, sucesivamente, De Gea puso de manifiesto su enorme categoría en todos los aspectos. Del partido cabe decir que todos los jugadores lucharon con denuedo. Con ese valor y brío que los entrenadores exigen. Pues ya no valen los actuantes que se limitan a vivir de lo que llaman magia. A no ser que sean capaces de andar por los aires o sobre las aguas o bien cambiar la naturaleza de las cosas...   
  

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