Blog de Manolo de la Torre


Entrenador de fútbol, ha ejercido la profesión 19 temporadas. Escritor en periódicos,
ha publicado una columna diaria, durante dos décadas, en tres periódicos ceutíes.

martes, 13 de febrero de 2018

La última oportunidad de Juan Luis Aróstegui

Nuestro alcalde ha personalizado a tal extremo la opción popular, sustituyendo la marca PP por la suya propia, y acumulando tal poder personal, que no es nada extraño que la Coalición Caballas lo tenga en el punto de mira de todos sus ataques. Pues su única y principal tarea a partir de ahora, según anuncian sus dirigentes a bombo y platillo, radica en acabar con el PP -es decir, con Juan Vivas-. Y lo intentarán bajo el lema de ahora o nunca.

Abandera ese ferviente deseo de poner fin a tan larga etapa de poder de Vivas, quien parece tener un gen político de éxito a perpetuidad, Juan Luis Aróstegui. Personaje perseverante, tenaz y empeñoso en lograr lo que se le viene negando desde que un día dejó de frecuentar la Plaza Vieja y decidió ponerse el antifaz de comunista: ser alcalde de un lugar cuyos ciudadanos no le han prestado nunca la atención que él requiere y necesita para sentirse realizado.

Juan Luis Aróstegui (aprovechando que el Partido Popular está inmerso en una crisis a escala nacional, por corrupciones sobradamente conocidas, y asimismo convencido de que el tenido por mejor alcalde de España, no ha mucho, ha perdido gran parte de su encanto, lo cual se vio reflejado en las últimas elecciones) está convencido de que si se ataca a Juan Vivas, desde ahora hasta las elecciones, él podría ser la primera autoridad de esta tierra. Deseo legítimo, sin duda, pero que los ciudadanos le han venido negando desde el año de catapún. Y lo que te rondaré, morena.

Y lo primero que ha dicho el político principal de la Coalición Caballas es que se impone la necesidad de desalojar al PP del poder porque es una máquina de hacer sufrir a la gente y de destruir el futuro de esta ciudad. Sentencia que será, indudablemente, la que prime en esa V Asamblea que celebrará -el viernes próximo- el partido dirigido por quien lleva toda su vida haciendo de la política activa su única razón de vivir. 

Cuando Juan Luis Aróstegui proclama que no habrá otra ocasión mejor para batir a Juan Vivas en las urnas, lo que está gritando a voz en cuello es que está perdiendo su última oportunidad de ser alcalde. Cargo anhelado por él desde desde que asentó la cabeza. Y, aunque entre Aróstegui y yo nunca hubo siquiera un ápice de simpatía, me da mucha pena que se vea privado de un deseo tantas veces soñado y por el que ha sido capaz de renunciar a muchas otras cosas.

En este caso que hoy me ocupa, yo podría alterar el dicho de que más vale lo malo conocido que lo bueno por conocer. Pero, por más que la memoria me invite a recordar las malas acciones que he soportado por parte de Juan Vivas, desde que lo conocí, sigo pensando que algún día se dará cuenta nuestro alcalde de que no hace falta invocar sabiduría a ningún santo para distinguir el bien del mal. Y entonces, seguramente, será mejor político y sobre todo mejor persona. Es lo que yo le deseo.

















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