Sábado, 20 de julio de 1996. Me cita en su despacho a la una de la tarde de un jueves muy caluroso. Vestido impecablemente, como en él es habitual, no da abasto para atender las llamadas telefónicas de amigos y conocidos a fin de darle la enhorabuena por haber sido nombrado Presidente de la Autoridad Portuaria de Ceuta.
Es el sacrificio que demanda el estreno de un cargo. Y nadie mejor que José Francisco Torrado López para soportar ese ser asaetado continuamente, sin torcer el gesto en ningún momento. Pues Torrado se distinguió siempre por hacer de la cortesía un instrumento especial de su carácter. Su respuesta a tantas felicitaciones se convierte en la siguiente cantinela: "Espero vuestra colaboración".
A mí creo recordar que se me ocurrió decirle que el poder atrae a la gente como la miel a las moscas. De la misma manera que la gente deja de quererte en cuanto las cosas te van malamente. Pero Pepe Torrado estaba eufórico en aquellos momentos y se limitaba a decirme que tenía muchas ganas de trabajar. De alcanzar logros...
Ardo en deseos, decía mi entrevistado, de formar un equipo capaz de conseguir que el puerto vuelva a revitalizar la maltrecha economía de Ceuta. Espero contar con el sector empresarial. No olvidemos que los empresarios son piezas imprescindibles en este querer renacer. Y estamos obligados a situarnos otra vez en ese segundo puesto como puerto de España en tráfico de pasajeros y uno de los más destacados en tráfico de bunker.
Pepe Torrado se encuentra como niño con zapatos nuevos. Y no cesa de repetir lo orgulloso que se siente por la confianza que han depositado en su persona para cargo de tanta responsabilidad. Desde entonces, desde aquel día de su nombramiento como Presidente de la Autoridad Portuaria, han transcurrido 22 años.
Pepe Torrado, como todo quisque, ha pasado por momentos muy difíciles. Y se ha recuperado. A veces reconociendo sus errores. Ahora le queda pasar lo que llaman en Andalucía el quinario. Pero no tengo la menor duda de que lo superará con creces. A cambio, sin embargo, podrá comprobar lo poco que te quiere la gente cuando las cosas te van mal.
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