Miscelánea

Verano. Estación del año fatal para los perros y los viejos, que son cuidadosamente abandonados. Comportamiento que se viene produciendo, sobre todo, desde que se instauró la democracia. Alguien podría decirme que con Franco escaseaban los perros de compañía, por razones obvias, y las personas mayores. Dado que las gentes se morían nada más jubilarse. Es decir, que para llegar a viejos habían de pasar una odisea. Eso sí, quienes lo conseguían eran respetados hasta el fin de sus días.

Llama mi atención en la playa de El Chorrillo. Y lo hace desde una distancia que mis pobres ojos arrasados no la distinguen. Así que se ve obligada a caminar hacia mí. Mi sorpresa no tiene límites. Pues se trata de Beatriz: salmantina que el verano pasado fue varias veces protagonista de este blog, gracias a su manera de contarme sus cosas. Ni que decir tiene que me da mucha alegría verla después de mucho tiempo. Y ella también me muestra la mejor de sus sonrisas. ¿Me permites que te pase revista?... Toda tuya. Risas... Y a partir de ese momento las preguntas se suceden. Luego acordamos una cita para hablar de sus aventuras. Detenidamente. 

El Estado español. Cada vez que veo etb, televisión del país vasco, y los hay que se refieren a España como al Estado español, no entiendo cómo con los cambios que se han producido en esa tierra,  y para bien, haya todavía tontos con balcón a la calle que tratan de ningunear la denominación de España o del Reino de España. También me acuerdo de todo un vasco. Fue quien dijo: "Antes que rendir mi navío, lo he de volar o echar a pique. Este es el deber de los que sirven al rey y a la patria." Y cuando una bala de cañón le arrancó una pierna. "Esto no es nada, siga el fuego." Era el comandante del Nepomuceno, don Cosme Damián Churruca. 

Juan Vivas (alcalde de Ceuta). Ahora que hay libertad de prensa, cualquiera se mete con el gobierno presidido por Juan Vivas. Aunque sé de buena tinta que a nuestro alcalde le resbala cuanto digan de él. Ni se te ocurra, Manolo, me dice alguien que me aprecia lo indecible. No vaya a ser que... tú ya sabes. Y de pronto noto cómo se me arruga el ombligo. ¡Lagarto! Es más, en ese preciso instante pensé con celeridad: en cuanto Pablo Casado le pida públicamente a nuestro alcalde que se presente otra vez como candidato a la alcaldía, créanme, no dudaré en hacerle el artículo diario. Con tal de que nunca más se acuerde de que yo existo.