Blog de Manolo de la Torre


Entrenador de fútbol, ha ejercido la profesión 19 temporadas. Escritor en periódicos,
ha publicado una columna diaria, durante dos décadas, en tres periódicos ceutíes.

lunes, 1 de octubre de 2018

Mentir y arrastar la cola

Hay políticos que mienten más que hablan. Aunque debería decir que todos mienten. Pero entonces les daría a algunos la oportunidad de responderme que no se puede generalizar y decir que todos los políticos son unos mentirosos compulsivos. En rigor, yo tengo asumido que quienes participan en la política activa practican la mentira por sistema para no perder facultades.

Mentir no es sólo decir lo que no es. También y sobre todo significa decir más de lo que es, y lo que respecta al corazón humano, decir más de lo que se siente. Eso es algo que hace el político para  hacerle la rosca a quien está por encima de él y tiene poder suficiente para decidir si lo mantiene en su cargo o lo manda al ostracismo. 

Mentir es una arte. Y no todos los políticos reúnen las cualidades necesarias para adquirir la condición de artista en esa ciencia. Así que lleva razón ese escritor, de cuyo nombre no me acuerdo, que dijo que en política se tiene que ser, a ratos, un zorro, y, a ratos, un pavo real. Es hermoso ser pavo real. Gira su cuello y sale la luna. Abre su cola y sale el sol. Pero para moverse y escarbar, para comer y defenderse, tiene que abdicar de su belleza. Es como un pavo más. Peor: ha de arrastar la cola.

Yo he visto arrastar la cola a muchos políticos. Y lo primero que me he preguntado es lo siguiente: si el sujeto, en cuestión, necesitaba arrastrarla por necesidades económicas o bien lo hacía para no apearse del machito. Una especie de cresta de la ola donde -como diría Ortega Cano- ¡se está tan a gustito! Para los necesitados de la guita tuve yo siempre la complacencia debida. Para los otros, sintiéndolo mucho, no. 

Emilio Carreira ha pasado por muy malos trances políticos en el Partido Popular. Malos de solemnidad. Y siempre que se vio asediado por quienes no lo podían ver ni en pintura, quien escribe salió al quite tanto en periódico de papel como en página de internet. Modestas atalayas en las que he venido opinando sobre la importancia que Carreira tenía y tiene para su partido. Quienes quieran cerciorarse de lo dicho lo tienen al alcance de la mano.

Con Emilio Carreira he compartido yo muchos ratos de charla. Incluso puedo asegurar, y aseguro, que he sido capaz de contarle hechos que pocas personas conocen. También él cantó de lo lindo sobre cuestiones reservadas... Nunca me aproveché de mi buen trato al Carreira político en los medios de comunicación. Creo recordar, eso sí, que una vez le pedí encarecidamente que le dijera a un tonto de los que dan a un patio interior -dicho de Antonio Burgos-, colega suyo, que dejara de tocarme los bemoles. 

Emilio Carreira, en unas declaraciones radiadas, no ha dudado en contarnos que Juan Vivas es el no va más como presidente. Y está en su perfecto derecho de elevarlo a los altares. Y hasta pedir que lo inmortalicen en vida como remate final a las obras del Paseo Alcalde Sánchez Prado. Pero uno, conociendo los estados de ánimo de Carreira, y no siendo sospechoso de querer ningun mal para él, se puede permitir el lujo de recordarle lo siguiente: "Hay amores que matan e inquinas que sientan estupendamente".

Frase

Cuando uno se excede en los ditirambos al jefe es, sin duda, como un pavo más. Peor: ha de arrastar ya la cola sin solución de continuidad.



    





  






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