Partido bochornoso del Madrid

Tengo la impresión de que a Zinedine Zidane, nada más llegar al Madrid, alguien le contó la táctica que empleaba Luis Molowny cada vez que se le requería para sustituir a un entrenador; el técnico canario, empleado de la Casa Blanca, le decía a los jugadores: "Jueguen ustedes como saben". Decisión que le evitaba complicaciones. No me extraña que con el paso del tiempo los entrenadores que tratan de imponer orden en el equipo blanco sean considerados intervencionistas y hasta déspotas en alguno casos. O son tachados de querer ser los más listos de la clase.

ZZ ha ganado tres Champions League. Y se ha encumbrado como entrenador. Sus jugadores hablan maravillas de él. Los hay que han dicho que su regreso ha tenido el mismo valor que si hubieran ganado un título. Así que el técnico francés se puede permitir toda clase de lujos. El de hoy ha sido hacer de Molowny. Sin percatarse de que el fútbol ha evolucionado tanto que ya no se puede dejar a los futbolistas que hagan en el terreno de juego lo que les dé la gana. Es decir, permitirles que actúen a su libre albedrío. 

En la primera parte ha reinado el anarquismo en el Madrid. Dirigiendo ese caos se encontraba Isco Alarcón. Y, naturalmente, la Sociedad Deportiva Huesca más que el colista parecía ser un conjunto que aspiraba a ser Campeón de la Liga Santander. Y a fe que ha estado en un tris de ganar el partido. Pues amén de marcar dos goles ha tenido cuatro o cinco ocasiones claras para batir a Luca Zidane. Menos mal que Benzema tuvo su noche y él solito se encargó de que el bochorno no acabara en derrota.

Derrota, que de haberse producido, no habría sido injusta.  Marcaron los aragoneses en el minuto tres Y lo hicieron aprovechándose de los fallos en cadena que se iban generando en la banda izquierda. En la que Marcelo y Ramos volvían a Estar en las Batuecas. Esto es, distraídos y ajenos a cuanto sea defender. Y, para más inri, Isco trataba de hacerse notar como mediocentro organizador. Lo nunca visto.

A medida que avanzaba el partido era mayor la confusión reinante. Se sucedían los despropósitos. Y el Madrid parecía un equipo menor que estaba pasando las de Caín frente a un equipo grande. La suerte del conjunto merengue fue que Benzema tuvo su noche. Cada intervención suya llevaba peligro a la portería defendida por Santamaría. 

En el Huesca, Hernández y Ávila, dos delanteros correosos y repletos de entusiasmo, pudieron siempre con Nacho y Sergio Ramos. Pero malograron oportunidades claras de marcar dos o tres goles. Ganó el Madrid, tras haber dado una imagen bochornosa, gracias a la magnífica actuación de Benzema. Zidane debería olvidarse de emplear la táctica de Luis Molowny.