Si escribíste sobre la presentación de Jovic en el Bernabéu, ¿cuál es la razón por la que aún no has dicho ni mu de la concerniente a Eden Hazard, me pregunta un madridista fetén, quien dice estar ilusionado con el fichaje de la estrella belga. Le recuerdo a mi interlocutor que ya he opinado varias veces acerca del hasta hace nada futbolista del Chelsea, destacando siempre sus cualidades. A cuál más extraordinaria. Lo que le permite estar en posesión de una condición inmejorable para ser figura principalísima en el Madrid.
De no haber llamado Manolo Muñoz Aparicio, amigo de la niñez, mi atención al respecto, seguramente yo habría pasado por alto airear hoy la magnífica impresión que Eden Hazard me causó durante el acto de su presentación. Aunque no tengo la menor duda de que habría aprovechado otro momento para expresarla públicamente. Como jugador, debido a las muchísimas veces que le he visto actuar en la Premier League, sigo opinando que es un grande entre los más grandes del fútbol mundial.
Ahora bien, lo que yo no sabía es que también anidaba prudencia e inteligencia en su testa. O sea, que dio muestras evidentes de tener la cabeza en su sitio. Requisito imprescindible para afrontar los problemas que, sin duda alguna, le irán surgiendo durante su estancia en el Madrid. Club donde todo se magnífica, todo se analiza minuciosamente, y en el que se exige a los jugadores rendir al más alto nivel y a ganar sin solución de continuidad.
Eden Hazard, en el día de su presentación, amén de saber controlar la enorme alegría que tenía por el recibimiento del cual estaba siendo objeto en el Santiago Bernabeú, supo en todo momento transmitir la serenidad de quien sabe que ha sido fichado para que revolucione a un equipo que ha estado dando tumbos durante muchos meses. Camballadas inexplicables de una plantilla tan amplia como repleta de buenos futbolistas. Un equipo perdido en su laberinto físico, mental e indisciplinado.
El internacional belga, líder de una Selección de jugadores que giran alrededor de él, dio muestras evidentes, el día de su presentación en Madrid, de estar al tanto de cómo ha de guardarse muy bien de molestar a los egos existentes en su nuevo equipo. Y hasta podría mencionar el nombre de quien ha sido su consejero. Por ser de dominio público. En fin, que la presentación fue tan exitosa como estimulante para quienes somos madridistas.
Madridista, de verdad, lo es mi amigo Manolo Muñoz, a quien le digo lo siguiente: no es lo mismo saber lo que es una cosa por sí sola, o lo que puede ser en combinación con otras; en adelante Zinedine Zidane no podrá contentarse con descomponer y separar; pues también hace prodigios el componer y reunir. He ahí el quid de la cuestión. Mi amigo, que es un gran lector, inmediatamente se acordó que eso podría haberlo dicho Jaime Balmes.
Ahora bien, lo que yo no sabía es que también anidaba prudencia e inteligencia en su testa. O sea, que dio muestras evidentes de tener la cabeza en su sitio. Requisito imprescindible para afrontar los problemas que, sin duda alguna, le irán surgiendo durante su estancia en el Madrid. Club donde todo se magnífica, todo se analiza minuciosamente, y en el que se exige a los jugadores rendir al más alto nivel y a ganar sin solución de continuidad.
Eden Hazard, en el día de su presentación, amén de saber controlar la enorme alegría que tenía por el recibimiento del cual estaba siendo objeto en el Santiago Bernabeú, supo en todo momento transmitir la serenidad de quien sabe que ha sido fichado para que revolucione a un equipo que ha estado dando tumbos durante muchos meses. Camballadas inexplicables de una plantilla tan amplia como repleta de buenos futbolistas. Un equipo perdido en su laberinto físico, mental e indisciplinado.
El internacional belga, líder de una Selección de jugadores que giran alrededor de él, dio muestras evidentes, el día de su presentación en Madrid, de estar al tanto de cómo ha de guardarse muy bien de molestar a los egos existentes en su nuevo equipo. Y hasta podría mencionar el nombre de quien ha sido su consejero. Por ser de dominio público. En fin, que la presentación fue tan exitosa como estimulante para quienes somos madridistas.
Madridista, de verdad, lo es mi amigo Manolo Muñoz, a quien le digo lo siguiente: no es lo mismo saber lo que es una cosa por sí sola, o lo que puede ser en combinación con otras; en adelante Zinedine Zidane no podrá contentarse con descomponer y separar; pues también hace prodigios el componer y reunir. He ahí el quid de la cuestión. Mi amigo, que es un gran lector, inmediatamente se acordó que eso podría haberlo dicho Jaime Balmes.
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