Blog de Manolo de la Torre


Entrenador de fútbol, ha ejercido la profesión 19 temporadas. Escritor en periódicos,
ha publicado una columna diaria, durante dos décadas, en tres periódicos ceutíes.

martes, 18 de junio de 2019

Mi primer día de playa


Hoy me he bañado en El Chorrillo. Ha sido, pues, mi primer día de playa. A la cual acudo de buen grado y desde hace ya mucho tiempo. Alguien me recuerda, nada más verme, que este año he adelantado mi veraneo. Quien se dirige a mí suele merodear por la zona durante todas las estaciones.  Y, claro, no se le escapa detalle alguno. Es persona agradable y no tengo ningún inconveniente en decirle que sí. Y hasta, haciendo un alarde de memoria, le pongo fecha al primer baño de la temporada pasada: nueve de julio.

-¡Menuda memoria tiene usted!... 

Podría haberle dicho a mi interlocutor lo que se decía cuando alguien presumía de tener esa capacidad. Pero pronto caí en la cuenta de que no recordar es muy doloroso. Y eché mano de una locución adverbial muy andaluza: decidí comenzar mi veraneo cuando "entró mi cuerpo en caja". El hombre permaneció en silencio. Casi en posición de firme. Sin saber a qué atenerse. Así que decidí traducirle la frase: la temporada pasada vine a la playa tras recobrar la tranquilidad después de un susto.

-¡Coño! -fue la interjección que salió de la boca del hombre-. Y allá que le dejé, tras despedirme de él, para adentrarme en las aguas de una playa que a mí me agrada sobremanera pero que está invalidada para competir con esas otras de arena fina, repleta de yodo y aguas minerales. Y sobre todo mimadas por sus respectivos municipios. La temporada pasada, en varias ocasiones, no pocas personas me pidieron que denunciara la poca limpieza que había en los vestuarios. Y la escasez de agua en las duchas, cada dos por tres.

Hoy -aunque sé que el verano entra de manera oficial con el solsticio del viernes 21, cuando la tarde comienza a decrecer- he visto que las duchas no están puestas ni tampoco las casetas donde cambiarse. Y que prima la suciedad en la playa. Menos mal que las sombrillas están en su sitio. Mentiría si no dijera que mi primer pensamiento ha sido pensar mal. Es decir, creer que el gobierno local, ante las dudas de si seguiría o no en el poder, prefirió olvidarse del asunto. O sea, el que venga detrás que arree.  

En fin, aun sabiendo que mis quejas no surtirán efecto alguno. Creo que tengo derecho, como ciudadano que lleva casi cuarenta años residiendo en Ceuta,  a denunciar las pésimas condiciones en las que se halla una playa céntrica; cuyo único atractivo se basa en mantenerla tan limpia como bien surtida de casetas y duchas. Faltan tres días para que el verano se haga oficial. Y no hay el menor indicio de que el adecentamiento se  vaya a producir

 









 

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