Blog de Manolo de la Torre


Entrenador de fútbol, ha ejercido la profesión 19 temporadas. Escritor en periódicos,
ha publicado una columna diaria, durante dos décadas, en tres periódicos ceutíes.

jueves, 17 de octubre de 2019

El complejo de Quim Torra


En cualquier curso de redacción se enseña que el primer párrafo de un artículo cualquiera, carga sobre sus hombros una responsabilidad tremenda. De él depende la gracia y el interés de todo lo que digamos o escribamos para nuestros oyentes o lectores. Así que decido comenzar diciendo que me da náusea cada vez que veo en televisión a Quim Torra: presidente de la Generalidad, cuyo antiespañolismo quedó recogido en un escrito titulado "La lengua y las bestias".

El presidente de la Generalidad, días atrás, participó en una de las 'marchas de la libertad'. Junto a él caminaba Juan José Ibarretxe -quien fue lendakari en su día-: otro antiespañol de tomo y lomo. Ambos iban hermanados en un movimiento que trata de acabar por todos los medios con la unidad de España. Unidad percibida ya desde el exterior en el año de la nana. Al frente de esa columna, ambos no dejaban de darse pote ante quienes les secundaban como si fueran adalides de una causa hermosa. Y se dejaban besar y abrazar por quienes les salían al paso.

Hubo un momento en el cual las cámaras de televisión nos dieron de Quim Torra un plano conocido como mayor o de busto. Y pude apreciar que es un catalán cuyas facciones, a medida que vaya envejeciendo, podrían servir de referencia a cualquier pintor que decidiera mostrarnos una imagen de cómo era Picio en realidad. Al margen de ese detalle, de escasa importancia, también comprobé cómo en su rostro cuarteado, anida el convencimiento de que es actualmente el centro del universo. Y, claro es, inmediatamente me acordé de los complejos.

Así que, durante unos minutos, estuve dándole vueltas a un asunto tan complicado como es encontrar el trastorno que puede estar padeciendo el hombre que no cesa en su empeño de arruinar Cataluña con tal de vengarse de una España a la que odia mortalmente. Y, de pronto, se me encendió la bombilla de mis lecturas de don José Camilo Cela. Y presto acudí al libro 28, página 154, de las Obras Completas de nuestro Premio Nobel. Y encontré el siguiente complejo.

Complejo de autodivinación. Adler lo define como la tendencia a querer convertirse en Dios o en semejante a Dios; algunos autores lo consideran como característica tipicamente varonil -lo que, además de aventurado, lo convertiría en sinónimo de falocentrismo- Y señalan que se manifiesta en el deseo de ser absoluto. Dada la inevitable e insalvable distancia entre lo absoluto y el hombre, este complejo puede producir muy graves conflictos psíquicos y desencadenar un proceso de delirios megalómenos.


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