Blog de Manolo de la Torre


Entrenador de fútbol, ha ejercido la profesión 19 temporadas. Escritor en periódicos,
ha publicado una columna diaria, durante dos décadas, en tres periódicos ceutíes.

sábado, 28 de diciembre de 2019

Conferencia de Vicente del Bosque en Abu Dabi


Leo el resumen de una conferencia dada por Vicente del Bosque en Abu Dabi sobre su experiencia como técnico. La cual, sin duda alguna, es innegable. Como también los son sus éxitos en el Madrid y en la selección Española. Del Bosque nos dice que un entrenador debe ser un referente para sus jugadores. Es decir, un personaje modélico. Lo cual, con todos mis respetos para don Vicente, no deja de ser como encontrar un mirlo blanco.

El exseleccionador reconoce que le gustaría que los jugadores estuvieran emocionados con su profesión. Lo que yo considero una obviedad anhelada por todos los que son profesionales de los banquillos. No en vano el entusiasmo ayuda a saber, y el que además contribuye a profundizar en lo que se sabe. El entusiamo por lo que se quiere saber ayuda a que se sepa mejor. A que se rinda más y con más brillantez. Axioma.

El técnico salmantino, tal vez por ser admirador de Luis Molowny, sigue convencido, y así lo airea, de que si logras que parezca que los jugadores son los que mandan, pero que se haga lo que el entrenador quiere, no cabe la menor duda de que éste está cerca del éxito. J.R. Newman -que no sé quién es ni tampoco me voy a levantar para consultarlo- lo hubiera resumido así: "La hipocresía es la vaselina de las relaciones sociales".

En lo tocante a que hay que ser moderado en las victorias y no llorar en las derrotas, creo que forma parte de la personalidad de cualquier entrenador que tenga dos dedos de frente. El temple es la calma; ese saber recrearse uno en la suerte, como dicen los toreros... Fuerte, sereno, educado, de una amplia sonrisa. Elegante, una elegancia interior. Mágnifica imagen. Pero toda esa pose se descompone en el momento menos pensado. Sobre todo cuando cualquier directivo, jugador o periodista te hace una jugarreta que te cuesta el ojo de una cara. Es entonces cuando cuesta lo indecible hacer el don Tancredo. Máxime si la cuenta corriente la tienes más seca que una mojama.

Donde estoy totalmente de acuerdo con Vicente del Bosque es en la siguiente aseveración: "Es mejor tener tres futbolistas regulares y apasionados que uno apático. Un jugador apático hace más daño al equipo que uno malo". Por pensar así y tomar las decisiones oportunas en su momento, debo decirte, mi admirado y estimado Vicente, que fui generando enemigos acérrimos y por consiguiente poniéndole palos a la rueda que debía conducirme al éxito que creía merecer como entrenador.









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