Blog de Manolo de la Torre


Entrenador de fútbol, ha ejercido la profesión 19 temporadas. Escritor en periódicos,
ha publicado una columna diaria, durante dos décadas, en tres periódicos ceutíes.

miércoles, 4 de diciembre de 2019

El prestigio político de Vivas se está agotando


No parece inteligente, ni cientifico, centrar el estudio de la conducta de los cérvidos en los días de la brama, cuando timbales del instinto redoblan su ansia reproductiva. Tampoco, y por la misma razón, es sabio el análisis del comportamiento de los líderes políticos cuando alcanzan el celo electoral. En las últimas elecciones municipales de Ceuta, decidí yo tomar prestada tan excelente definición para no decirle a Vivas lo que pensaba en relación con su discurso como candidato a la alcaldía

Decía Juan Vivas: "Me presento para ganar las elecciones. Por Ceuta y por España, vamos a ganar". Y a renglón seguido proclamaba, a voz en cuello, su experiencia de gobierno por llevar dieciocho años como primera autoridad. Y remataba su discurso recordándonos la extraordinaria gestión realizada durante casi dos décadas "yendo a gusto en el machito". Y, como broche de oro de su perorata, alardeaba de la apuesta que había hecho incorporando gente nueva a su proyecto. Con las manos limpias y la conciencia tranquila.

Transcurridos varios meses desde que el Partido Popular de Ceuta obtuvo los peores resultados en unas elecciones municipales y también en las generales, cabe recordarle a nuestro alcalde que ya no es el más sabio de lo políticos nacidos en esta tierra, como él y su camarilla preconizan entre bastidores, porque sigue sin rectificar sus errores. Que son harto conocidos. Sobre todo el empecinamiento en seguir nombrando a dedo cargos que el Tribunal Supremo le viene diciendo que nones. 

Nuestro alcalde ha ido perdiendo credibilidad y prestigio político con el paso de los años. Sí, ya sé que dieciocho años gobernando una ciudad no es tarea fácil... Pero tampoco es menos cierto que él no ha sido capaz de renunciar al cargo para no perjudicar a su partido. Por estar convencido de que los ceutíes lo votan a él y no a las siglas que representa. Lo cual no deja de ser un acto de soberbia desmedida. Es decir, de sentirse superior a quienes aspiraban a sustituirlo. 

Nuestro alcalde, en sus primeros pasos en la política activa, propalaba que ser alcalde de Ceuta era lo máximo que podía soñar alguien nacido en esta tierra; luego, con el transcurrir del tiempo, quiso ser reconocido como presidente de una autonomía, y al paso que va, mucho me temo que pueda pasar a la posteridad como un monterilla. Cuando, la verdad sea dicha, sigue teniendo la suerte de seguir rigiendo los destinos de una gran ciudad. 

Una ciudad donde casi nada funciona como debería. Y no caben excusas acerca de que toda la culpa la tiene el Gobierno en funciones de los socialistas. Puesto que muchos han sido los años en que el señor Vivas ha alardeado de cómo en Madrid los presidentes del PP querían a Ceuta. Cabe decir aquí eso de mucho te quiero hijito pero pan poquito. Tampoco le ha valido de nada acercarse al PSOE en los últimos meses para lograr ser bien quisto en La Moncloa. Verbigracia: el último revés sufrido ha sido quedarse, de momento, sin varios millones de euros que Vivas esperaba recibir como agua de mayo.

En fin, que nuestro alcalde ha ido perdiendo su baraca a paso de legionario. Y bien haría en ir pensando en una salida airosa cuando le sea posible. Y, desde luego, se equivoca si cree que el numerito de la secretaria general de su partido, Yolanda Bel -tachando de traidores a Ceuta a los socialistas y aireando que no descarta movilizaciones-, es la mejor manera de que los 7,2 millones de euros lleguen cuanto antes a esta tierra.
 






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