Blog de Manolo de la Torre


Entrenador de fútbol, ha ejercido la profesión 19 temporadas. Escritor en periódicos,
ha publicado una columna diaria, durante dos décadas, en tres periódicos ceutíes.

viernes, 31 de enero de 2020

Ídolo en mi adolescencia


Uno desde muy pequeñito, y especialmente en la adolescencia, crea mitos que poco a poco va destruyendo inconscientemente. Supongo que es inevitable convertirse en asesino de tus propios ídolos a medida que pasa el tiempo. El comentario surge en una conversación de sobremesa, debido a que alguien sugirió la necesidad de seguir creyendo en algo en tiempos donde el descreimiento es la nota predominante. 

La primera en responder fue mi amiga LM, cinéfila desde que tuvo uso de razón: "Curiosamente, nunca me ha pasado eso con Marlon Brando... Y me pregunto ¿por qué Brando resiste tantísimo tiempo en mi mente como si fuera un ser superior en todos los sentidos?". Ni que decir tiene que afloraron las opiniones de buen gusto y las risas adornaron el ambiente. LM, mujer a la que le encanta pegar la hebra, se dirige a mí:

-Manolo, ¿se puede saber cuál fue ese mito de tu adolescencia?...

-Por supuesto. Fue Antonio Puchades. Fútbolista del Valencia. Cuya presencia en el primer equipo, procedente del Mestalla, se produjo en 1948. A Puchades lo vi yo jugar en 1950, frente al Sevilla, en el Estadio de Nervión. Ocupaba la demarcación de mediocentro defensivo, por delante de sus dos defensas, y, además de organizar el juego de su equipo, recuperaba balones a tutiplén. Era un muro infranqueable.

Aquella tarde, tras haber comido mi padre y yo en El Ocho, restaurante económico, disfrutamos viendo a un futbolista con capacidad para adueñarse de la zona vital del campo y, de paso, anular todas las evoluciones de Juan Arza: la gran figura del equipo hispalense en aquel entonces. Tan grata impresión nos causó a mi padre y a mí, aquel jugador alto y rubio, nacido en Sueca, que estuvimos durante varias temporadas acudiendo a ver los Sevilla-Valencia que se jugaban en Nervión. Incluso viajamos a Madrid para ver Barcelona-Valencia, finalistas de la Copa, en mayo de 1954. La que ganaron lo valencianos por 3-0.

-Tengo la impresión, por lo que nos has contado, de que nunca has olvidado a tu ídolo de la adolescencia... -quien se dirige a mí es LM.

-Nunca... Es más, cuando veo a Casemiro, jugador de moda en ese puesto, me viene a la memoria, inmediatamente, cambiando lo que haya de cambiarse, la figura de aquel Puchades imperial. Consagrado como gran jugador en  El Campeonato Mundial de Fútbol -1950- celebrado en Brasil.









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