Escándalo en la Asamblea

He aquí una verdad incuestionable: Nada es tan peligroso como que un individuo permanezca largo tiempo como alcalde de una ciudad. Pues el pueblo se acostumbra a obedecerle y él se acostumbra a mandarlo a su aire... El alcalde de Ceuta lleva la friolera de dos décadas rigiendo los destinos de esta tierra. Sí, ya sé que su larga permanencia en el cargo se la ha ganado en las urnas. Pero tengo la impresión de que su credibilidad es muy baja. De seguir así, pronto estará a ras de suelo. Triste sino para quien creyó en algunos momentos gozar de algunas cualidades propias de su admirado Napoleón Bonaparte. 

Dicen que nuestro alcalde se pone de los nervios en la víspera de los plenos. Así que la distonía neurovegetativa se ensaña con él. Lo cual es debido a que sabe de antemano que será incapaz de cortar de raíz el desorden que se produce en la sala nada más principiar la sesión. Por más que a sus asesores, que son legión, no se les caiga de la boca la palabra carácter. Y es que lo que la naturaleza no otorga... En suma, que Juan Vivas llega a los plenos con la misma jindama que si fuera a torear seis toros de Victorino Martín. Precauciones que perciben todos los asistentes al acto.

¡Qué lejos quedan aquellas apariciones como un señor de maneras suaves, bizantino, gris y plomo! A quien no se le veía venir, oculta sus intenciones. Era, sin duda, una de sus mejores armas políticas, si no la mejor. El problema es que con el transcurrir de los años se le ha caído la careta política y ya no es adulado por quienes lo consideraban un ser superior. Ya no cuelan sus discursos pronunciados bajo la vieja figura retórica llamada anáfora. Oratoria pobre y que consiste en la repetición de una o varias palabras al principio de una serie de oraciones. 

Ayer, o anteayer, que para el caso es lo mismo, nuestro alcalde se pronunció así: "A lo mejor yo no soy capaz de mantener el orden en la Asamblea; si se trata de que yo asuma que no soy capaz y tengo que dar un paso al lado para que en esta Asamblea se defienda y proteja la unidad de todos en defensa  de España, en defensa de nuestra españolidad lo haré, daré el paso al lado...".  ¡Qué coartada más bonita! ¡Qué proceder tan ejemplar! ¡Qué valor tan seco y sereno! Menos mal que se le olvidó decirnos eso de que después de mí el caos... Que lo dirá en cuanto anuncie su candidatura en las próximas elecciones.