Blog de Manolo de la Torre


Entrenador de fútbol, ha ejercido la profesión 19 temporadas. Escritor en periódicos,
ha publicado una columna diaria, durante dos décadas, en tres periódicos ceutíes.

lunes, 12 de septiembre de 2022

La sonrisa de Vinícius Junior desquicia a sus marcadores

La temporada pasada, por estas fechas, decía yo que Vinícius había pasado de estar en Babia a Valer un Potosí en menos que canta un gallo. Y hasta pedía perdón por comenzar el artículo con frases hechas. Aun a sabiendas de que no son del agrado de los puristas literarios. Si bien es cierto que estas coletillas hacen más comprensible el milagro futbolístico que se ha obrado en tan poco espacio de tiempo. Hasta el punto de que ahora tirios y troyanos no dudan en poner al futbolista en los cuernos de la luna. En el más alto pedestal. En suma, en la cresta de la ola de la Liga Santander.

¿Y cómo lo ha conseguido?... Es la pregunta que se hacen quienes desconocen que el orgullo bien administrado produce grandes beneficios. Y no cabe la menor duda, y a los hechos me remito, de que el orgullo del extremo del Madrid, durante el tiempo borrascoso, fue superior incluso al que dicen que tuvo don Rodrigo en la horca. Que no es moco de pavo. Y, desde entonces, su rendimiento ha ido tan a más que se ha convertido en un jugador indiscutible en su equipo y en una figura mundial del deporte rey. 

Recordado lo escrito cuando entonces, conviene decir cuanto antes que Vinícius Junior es actualmente el principal motivo de preocupación de quienes tienen la misión de marcarlo. Lo cual supone un esfuerzo ímprobo, fatigoso, difícil, ingrato, abrumador... De modo que cuesta lo indecible, para cualquier defensor, domeñar la rapidez del extremo merengue, evitar sus regates, sus centros y sus goles. No me extraña que marcarlo sea, como dicen sus adversarios, como visitar una Clínica Dental. Un castizo diría que es lo más parecido a un martirio chino.

Ahora bien, en vista de que el juego de Vinícius desata la ira de sus rivales por sentirse motivo de burla de sus habilidades, es el árbitro quien debe proteger al jugador del Madrid. El cual está casi siempre rodando por el césped. Y los colegiados se hacen los suecos en bastantes ocasiones. La alegría que expresa Vinícius en el terreno de juego es, sin duda alguna, necesaria para el espectáculo. Puesto que jugar sonriendo no creo que sea motivo de escándalo.





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