Blog de Manolo de la Torre


Entrenador de fútbol, ha ejercido la profesión 19 temporadas. Escritor en periódicos,
ha publicado una columna diaria, durante dos décadas, en tres periódicos ceutíes.

jueves, 6 de octubre de 2022

Los errores cometidos por el Madrid tras conseguir sus goles

Los sistemas de juego son buenos si quienes los interpretan responden perfectamente a las exigencias de las normas que rigen las acciones individuales, grupales y colectivas con el objetivo de obtener el máximo rendimiento. A mí siempre me agradó sobremanera la distribución de jugadores bajo el dibujo 1-4-3-3. De ahí que ayer por la noche disfrutara de lo lindo con el recital de fútbol que dio el Madrid durante gran parte del primer tiempo. Debido a que sus futbolistas cumplieron a rajatabla con sus obligaciones y además evidenciaron ingenio suficiente para haber goleado a su rival. Pero tan brillante juego no se tradujo en los goles merecidos. Y lo que es peor: pasó apuros para derrotar a un SHAKHTAR que nunca se dio por vencido.

Con Rodrygo en la banda derecha y muy pegado a la línea de cal y asimismo Vinicius en la izquierda, desbordando ambos a sus marcadores con regates para acabar centrando balones que sembraban el caos en la defensa ucraniana. Con Valverde adentrándose por el espacio que le dejaba su compañero de banda con sus desmarques interiores, con Benzema alejándose de sus marcadores para arrancar desde atrás o pidiendo balones a la espalda de sus adversarios, llegaron los goles de Rodrygo (13') y Vinicius (27'). 

El juego del equipo blanco auguraba la consecución de más tantos. Pero a partir de ese momento todo cambió y el SHAKHTAR pasó de dominado a dominador y hasta acortó distancias en el marcador por medio de Zurkov (39'). Por qué se produjo ese cambio en el Madrid... Simple y llanamente porque el 1-4-3-3 es un sistema frágil cuando varias piezas no cumplen con su cometido. Todo comenzó con la falta de coordinación defensiva entre lo extremos y los laterales. Lo que influyó negativamente en la zona vital del terreno de juego. Dado que Tchouameni tuvo que bascular más veces de las debidas y terminó perdiendo el oremus en el centro del centro del campo. 

No tengo la menor duda de que Ancelotti, curtido en mil batallas, sabe que si ayer  el rival hubiera sido el Barcelona, en vez del equipo ucraniano, el resultado habría sido desolador para el Madrid. De modo que el encuentro tuvo un valor incalculable para los blancos: primero, por ganar los tres puntos. Y, luego, por dejar constancia de los errores que cometieron sus futbolistas a raíz de obtener el segundo tanto. Errores de bulto que el reseñado sistema de juego no admite. Ojo, pues, a lo ocurrido ayer por la noche. 




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