Vinicius Juniór ha tenido una semana repleta de aciertos. Verbigracia: en Mestalla marcó dos goles... Y cabe recordar que lo hizo en un estadio atiborrado de dificultades para él. Y, por si fuera poco, está demostrando que bien podría jugar como delantero centro flotante para desorientar a sus marcadores. Mientras que Jude Bellingham aparece por sitios inesperados para confundir a sus adversarios. Ambos jugadores, diametralmente distintos, gozan, sin embargo, de una cualidad que vale un Potosí: la velocidad conduciendo el balón. Amén de que los dos se sienten como pez en el agua en escenarios de suma importancia.
Tampoco conviene echar en saco roto el valor futbolístico que atesora Valverde: joven curtido en mil batallas y capacitado para desempeñar misiones concretas en diversas demarcaciones. Y qué decir de Camavinga y Tchouameni. Cuya juventud nos hace creer, sin duda alguna, que irán mejorando en todos los aspectos del juego que exige la tarea que desempeñan en el centro del campo. El Madrid, además, debido a las lesiones de los porteros, ha encontrado en Lunin un guardameta con capacidad suficiente para ocupar ese puesto de tanta responsabilidad. Mientras tanto, y conviene destacarlo, Modric y Kroos siguen manejando la dirección del equipo desde ese puente de mando que es el centro del centro del campo.
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