Blog de Manolo de la Torre


Entrenador de fútbol, ha ejercido la profesión 19 temporadas. Escritor en periódicos,
ha publicado una columna diaria, durante dos décadas, en tres periódicos ceutíes.

jueves, 27 de noviembre de 2025

Kylian Mbappé dejó su huella de primera estrella mundial en Grecia

El astro francés no ceja en su empeño de brillar como el mejor futbolista del mundo en el equipo de sus amores. Es decir, el Real Madrid. El cual encajó el primer gol a los ocho minutos en un Estadio enfervorizado por el remate con la testa de Chiquinho y que Lunin no evitó. Acción que volvió a evidenciar la flojedad defensiva de la defensa merengue. Debido a que sus centrales siguen desnortados cuando les toca participar en el juego aéreo. Cierto es que tampoco el cancerbero madridista tiene, a pesar de su estatura, las suficientes agallas para abandonar su posición debajo del larguero. 

El tanto tempranero del equipo dirigido José Luis Mendilibar; entrenador conocido por mí y a quien siempre tuve en alta estima, no afectó a su rival. A pesar de que el ambiente en el Estadio Georgios Karaiskakis atesoraba pasión a raudales. Y sobre todo confianza en que el Real Madrid no había ganado nunca en ese escenario. Tamaña confianza de los aficionados griegos se agrandó cuando a los ocho minutos de juego marcó Chiquinho de cabeza el primer tanto. Remate que volvió a demostrar las carencias de los defensores del Real Madrid en el juego por elevación.

A partir de ese momento principió a funcionar la pareja compuesta por Vinicius Juniór y Kylian Mbappé. Para evidenciar que ambos se entienden a la perfección y que no existe ningún tipo de envidia entre ambos. Y por consiguiente fueron llegando los goles con esa facilidad pasmosa que tiene el francés para lograrlos y sobre todo en menos que canta un gallo. Tantos que fueron enmudeciendo a la hinchada griega. Que hasta entonces había estado convencida de que los visitantes volverían a salir trasquilados del lugar. 

En suma, el Madrid marcó cuatro goles a un equipo que juega bajo la protección de unos aficionados que han ganado fama de ser capaz de levantar los ánimos de su club cuando pintan bastos.  Y, por si fuera poco, se hizo realidad que el mejor jugador del mundo actualmente es -sin duda alguna- Kylian Mbappé. Verdad incuestionable. Por más que los haya que lo pongan en duda. "Hay gente pa tó".



lunes, 24 de noviembre de 2025

Xabi Alonso debe estar sumido en un mar de dudas

De modo que el tolosarra estará sufriendo noches toledanas. Quienes han pasado por esa situación saben perfectamente que las noches en vela se hacen largas y tediosas y ponen a prueba los nervios del más pintado. Ser entrenador no es una tarea fácil. Serlo del Real Madrid y no ganar todos los días y fiestas de guardar no está permitido bajo ningún concepto. Pero el problema del todavía técnico merengue es que da la impresión de estar desorientado. O lo que es peor: no ceja en su empeño de confiar ciegamente en Dani Ceballos como mediocentro con galones suficientes para dirigir al equipo desde esa zona vital del terreno de juego. Craso error. Y no es la primera vez que me permito airear semejante desatino.

Negar las muchas cualidades futbolísticas que atesora el centrocampista utrerano sería cometer pecado de lesa majestad. Pero también lo es situarlo en una demarcación en la cual no da la talla que le corresponde. Verdad es que en la plantilla del Madrid no hay actualmente un mediocentro que imponga su autoridad como escudo de la defensa y asimismo sacando la pelota jugada desde atrás. Lo cual no deja de ser una debilidad que repercute negativamente en el conjunto. 

Me explico: desde la derrota del Madrid en el Estadio Metropolitano es más que sabido que los porteros adversarios suelen indicar a sus compañeros que adelanten las líneas con el fin de enviar balones largos para que los disputen cerca del área blanca. Acción que les permite evitar el centro del campo rival y aprovechar los rechaces para disparar desde la media distancia. O seguir poseyendo la pelota; sencilla manera de proceder que le hace mucho daño al Madrid. Al margen de lo dicho, mentiría si no dijera que entrenar a un equipo en el cual hay tres o cuatro futbolistas brasileños no es tarea fácil. Debido a que son muy suyos... De ahí que Xabi Alonso lo esté pasando mal.


domingo, 9 de noviembre de 2025

El Real Madrid sigue dando muestras de abatimiento

Desde que fue goleado por el Atlético de Madrid su estado de ánimo decayó considerablemente. Hasta el punto de que es un equipo irreconocible en todos los sentidos. Por consiguiente, los rivales le han perdido el respeto. Lo cual ha generado abatimiento en los jugadores merengues. Que siguen sin dar pie con bola. Menos mal que Thibaut Courtois mantiene la lucidez necesaria para evitar derrotas que podrían ser sonrojantes. 

Y lo peor del caso es que los adversarios salieron airosos de la prueba mediante un juego sencillo. Y me explico: adelantaron sus lineas muy juntas y los hombres más avanzados disputaron a los centrales merengues los saques largos enviados por su cancerbero Augusto Batalla. De esta guisa, además, dejaron inactivos a los centrocampistas del equipo entrenado por un Xabi Alonso. Quienes dan la impresión de no saber de qué iba la cosa.

Xabi Alonso no ha sido capaz todavía de encontrar el antídoto correspondiente para contrarrestar ese proceder de los contrarios. El cual viene martirizando a sus futbolistas. Tampoco conviene olvidar que al Real Madrid lo está manteniendo los goles de Kylian Mbappé y los momentos de buen hacer de un Jude Bellingham que derrocha voluntad a raudales. A pesar de sus lesiones. Día llegará en que el centrocampista quede exhausto. Tal y como le está pasando a Fede Valverde. Y tampoco es justo cargar las tintas sobre Vinicius Juniór

En fin, que el Madrid no ganó en Vallecas. Un Estadio que no se le ha dado bien ni siquiera en sus mejores tiempos. Y cabe decir que jugando como lo ha hecho hoy frente a un Rayo modesto, evidencia que el mal del Madrid se va acrecentando con el paso del tiempo. Problema que debe producir insomnio en su entrenador. 






viernes, 7 de noviembre de 2025

Francisco Ferrer Palacios y Luis Soriano Gómez

Ambos fueron nacidos en El Puerto de Santa María. Tierra en la que yo también vine al mundo. Y tuve la suerte de crecer con ellos y mantener desde la niñez una amistad que jamás tuvo visos de quebrarse  en ningún momento. A pesar de que compartimos vivencias que podrían haber propiciado desencuentros. Luis y Paco amaron el fútbol desde que vestían pantalones cortos. El primero destacó como jugador profesional  y el segundo fue presidente del Racing Club Portuense. Y nunca me he cansado de airear lo mucho que me ayudaron durante mis principios como entrenador.

Ferrer Palacios recurrió a mí para dirigir al equipo de nuestro pueblo cuando la década de los setenta estaba dando las boqueadas y principiaban los años ochenta. Y estuvimos a punto de lograr el ascenso a Segunda División A con una plantilla muy joven y bien asesorada por varios veteranos. En aquellos entonces el Estadio José del Cuvillo se llenaba hasta la bandera. Y los establecimientos de los alrededores se atestaban de clientes ávidos de disfrutar del ambiente que generaba su equipo. 

Los portuenses iban a disfrutar del orden que imponía Joaquín Acedo en el centro del campo. Zona de vital importancia. Teniendo a sus costados nada más y nada menos que a Solano y Reales. Dado que el sevillano y el roteño se entendían con la mirada. Y, por si fuera poco, Manolo Benítez jugaba como si estuviera en el patio de su casa. Y qué decir de Ángel: cuya forma de desenvolverse en el área llamó la atención de los seleccionadores nacionales de la época. Y, por si fuera poco, tuve la suerte de contar con Manolo Ojeda -colosal guardameta- y con Babi y Mario; dos centrales que se entendían de maravilla e imponían su ley defensivamente. 

No, no me he olvidado de Diego Quintero ni de Julio Puig; laterales que defendían y atacaban con una solvencia digna de encomio. Ni tampoco de la velocidad y conocimiento del juego de Pepe Calzado como extremo ambidiestro. Y mucho menos de Rios; lateral que jugaba a un ritmo extraordinario. Espero no haberme dejado ningún nombre en el tintero. De ser así, confieso que no ha sido adrede.