A Vinicius Juniór le costó lo indecible ganarse la confianza de los aficionados asiduos al Bernabéu. Todo lo que hacía era repudiado desde un sector del Estadio. Al cual se sumaba, en ocasiones, casi todo el escenario. El brasileño nunca se dio por derrotado y ello le valió para convertirse en un futbolista imprescindible en su equipo y por tanto admirado. Hasta el punto de que sus marcadores no se cortaban lo más mínimo en airear que les costaba lo indecible dormir la noche anterior al encuentro frente al equipo blanco. Pero de un tiempo a esta parte ha vuelto a ser denostado por propios y extraños.
Ayer -cuando fue sustituido en el partido frente al Sevilla- lo despidieron, una vez más, con música de viento en el Bernabéu. Trato inmerecido. Pues conviene recordar que se ha criado en Valdebebas y que su rendimiento en el primer equipo ha sido y sigue siendo muy bueno. A pesar de que en ocasiones haya perdido los papeles cuando le han provocado quienes saben qué decirle para ofuscarlo. Pues nadie es perfecto. Ojalá que semejante tratamiento no vuelva a repetirse para bien del futbolista y del club. Aunque lo dicho sirva como predicar en el desierto.
El Madrid salió dormido frente al Sevilla durante los primeros quince minutos del encuentro. Y el público puso el grito en el cielo. A pesar de que ese dominio hsipalense no se tradujo en goles porque Alexis se amilanó cuando se percató de que estaba solo ante Thibaut Courtois. Corría el minuto siete y los visitantes volvieron a poner a prueba a un cancerbero que hace milagros. Con un portero de esa guisa y de un delantero como Kylian Mbappé es normal que el equipo dirigido por Xabi Alonso gane aun jugando a veces sin orden ni concierto.
Jude Bellíngham anotó el primer tanto para su equipo con un magnífico testarazo. Corría el minuto 38 y el gol le sirvió al Madrid para serenar sus acciones. Cierto es que cuando el equipo hispalense buscaba afanosamente el empate se produjo la expulsión de Marcao. No obstante, el equipo dirigido por Matías Almeida demostró lo que dijo Helenio Herra en su momento: "Con diez se juega mejor que con once". Mas nunca aireó que todo era debido a que la superioridad númerica de su adversario les servía para redoblar sus esfuerzos. El tanto de la tranquilidad lo marcó Kylian Mbappé de penalti en el minuto 86. Cuando el Sevilla apretaba de lo lindo para lograr el empate.