El francés está deslumbrando con su juego y sus goles. Tras haber pasado en su momento por una etapa de bajo rendimiento. Semejante crisis, sin embargo, la ha superado con creces y sigue siendo la figura indiscutible que llegó al Madrid atiborrado de ilusiones y deseos evidentes de destacar sobremanera. De Kylian Mbappé cabe decir que le da categoría a La Liga Santander. Por su calidad y por su comportamiento en los terrenos de juego. Ayer obtuvo dos tantos y descompuso con sus acciones el sistema defensivo del Oviedo.
Los aficionados asturianos siempre tuvieron fama de ser comedidos y respetuosos con los jugadores visitantes. Por consiguiente, no entiendo los motivos por los que insultaron gravemente a Vinicius Juniór con el fin de provocarlo. Sabedores que la estrella brasileña sigue empecinada en responder con gestos malhumorados a quienes no dudan en ofenderlo continuamente. Tal vez por aversión hacia el jugador o porque de esa manera, además de disfrutar de ese espectáculo zafio, piensan que semejante mofa repercutirá negativamente en el rendimiento del futbolista reseñado y asimismo de sus compañeros. Craso error.
Verbigracia: el denostado Vinicius Juniór le dio un pase de gol a Kylian Mbappé y marcó el tercer tanto nada más salir desde el banquillo. Su entrada en el césped cundió el pánico por su banda y aseguró la victoria del Madrid. Fue su venganza contra los espectadores que no cejan en su empeño de denigrarlo desde que debutó en el Real Madrid-Castilla. Y, lógicamente, se han encontrado con un brasileño cuyo orgullo no admite ser objeto de mofa. La cual, en vez de achicarlo, lo convierte en una amenaza constante para sus marcadores. Y si no que se lo pregunten a Pablo Maffeo.
Cuando le han inquirido a Vinicius Juniór por su carácter, el brasileño ha respodido escuetamente: "Yo soy así...". Lo cual se puede traducir de esta guisa: "Si se meten conmigo no tengo el menor reparo en responder como crea conveniente...". Y, dado que es un jugador genial, el Real Madrid hace muy bien en tratar de calmarlo pero no desprenderse de él mientras siga rindiendo plenamente. Faltaría más.