Tengo un amigo en Andalucía, concretamente en El Puerto de Santa María, que es militante del Partido Popular desde hace muchos años. Partido al que accedió tras absorber éste a Alianza Popular.
Mi amigo es de mi edad. Lo cual quiere decir que ha cumplido ya un taco
de años. Es culto, educado, tiene don de gentes y un porte distinguido.
Y como anda, además, mejor que lo hacía Manolete, que es ya andar armónicamente, todavía se lleva al personal de calle.
Nuestra amistad data de trabajar ambos en la Base Naval de Rota,
cuando 'los felices sesenta' estaban tocando a su fin. La semana
pasada, tras opinar acerca de los problemas por los que atraviesa el
Madrid, ya que los dos somos merengues desde que vestíamos pantalones
cortos, nos dio por pegar la hebra telefónica sobre las elecciones
andaluzas. Debo decir cuanto antes que mi paisano, amén de amigo, es
lector de cuanto yo escribo.
Por tal motivo, no dudó en mostrarme muestras de desagrado por mi artículo del 16 del mes que corre, titulado Mentiras electorales, y en el que yo decía que, por más que Mariano Rajoy prometiera un millón de puestos de trabajo a los andaluces, Susana Díaz sería la ganadora de las elecciones autonómicas. Y es que no hacía falta alguna ser como Acisclo Karag; mago de mucho fuste en su época, para predecir semejante hecho.
Mi
amigo, que suele alterarse cuando se le lleva la contraria acerca de
cuestiones relacionadas con el PP, que es su partido del alma, por
tradición familiar conservadora, no dudó en decirme lo que pensaba él de
las elecciones de nuestra tierra: "El PP, por más que las encuestas se
empeñen en decir lo contrario, será el primer partido de Andalucía
porque el pueblo no es tonto ni masoquista". Y, claro, se enfadó mucho
conmigo cuando le respondí de esta manera:
-Pues no, querido Antonio,
el pueblo ha probado muchas veces que es tonto y masoquista, y puede
seguirlo probando. Las causas son muchas... Por ejemplo, al margen de
que somos uno de los países europeos donde menos se leen periódicos y
libros, también somos un pueblo con sentimientos afiliados, y no con la
inteligencia dispuesta a los análisis. Incluso hay más...
-Explícate, Manolo -me pidió mi amigo.
Como
niño de la posguerra que eres, al igual que yo, tú deberías saber que
muchos andaluces están encasillados en las barricadas políticas, donde
caben los resentimientos de aquel tiempo terrible. Años grises de los
cuarenta en que miserias e injusticias se dieron cita en nuestra región.
Y, naturalmente, todavía hay una generación de supervivientes de viejos
dramas políticos, y una gran parte de sucesores han recibido esa
herencia. Por consiguiente, Antonio, los socialistas seguirán
gobernando. Y lo harán casi 37 años después y a pesar del desgaste
natural en sus personalidades, porque ningún Gobierno hace felices a
todos los ciudadanos. Los andaluces me dieron la razón.
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