Blog de Manolo de la Torre


Entrenador de fútbol, ha ejercido la profesión 19 temporadas. Escritor en periódicos,
ha publicado una columna diaria, durante dos décadas, en tres periódicos ceutíes.

domingo, 1 de marzo de 2015

Lección táctica de Marcelino Toral

Escribir de los defectos del Madrid me acarrean a mí más enemistades que airear. por ejemplo, los errores cometidos por nuestro alcalde. Que ya es decir. Ello es algo que tengo más que comprobado. Y ni siquiera me vale como excusa el que se sepa que yo soy un madridista fetén. El sábado pasado, precisamente,  tomando el aperitivo en un bar de la calle Jáudenes, coincidí con unos conocidos y salió a relucir el momento que está viviendo el equipo entrenado por Ancelotti. Y, cuando aún no habíamos consumido diez minutos de conversación, decidí darme el piro con celeridad. Y es que, a mi edad, no soporto a quienes hablan por boca de ganso. Y hasta se atreven a pontificar.

La plantilla del Madrid está compuesta por jugadores extraordinarios. Verdad que no necesita demostración. Pero el Madrid como equipo no está definido. Su 4-3-3 es un sistema de mentira. En principio, porque sus delanteros, los conocidos como la BBC, deambulan por el césped sin ton ni son. A su aire. Holgazanean con la complacencia de un entrenador que les permite hacer de su capa un sayo. De ahí que el juego del Madrid sea previsible y ramplón. Es decir, de una vulgaridad impropia de la categoría del club. El contraataque del Madrid, que tanto lo ha significado, brilla por su ausencia. Y Cristiano, por muchos goles que siga haciendo, es peor futbolista que cuando actuaba orillado a la izquierda. Por el centro se diluye y encima le cierra los espacios a Benzemá.

El Madrid ha venido dando una de cal y otra de arena hasta ahora. No sé si motivado por el cansancio que ha mostrado o por la falta de disciplina defensiva de sus delanteros. O por ambas cosas. Pues las dos van muy unidas. Últimamente, y debido a que Casillas ya no tiene tirón, la prensa madrileña se sacó de la manga otro mito: Isco. Y los periodistas no se han cansado de decirnos que el malagueño es poco menos que  Di Stéfano redivivo. Y uno, que de ser perito en algo lo sería en fútbol, se ha cansado de propalar que estaban exagerando las cualidades técnicas de un muchacho cuya condición física seguía siendo frágil. Opinar así, como también hacer hincapié en que el Madrid necesita urgentemente un portero moderno, me ha hecho ganarme la inquina de quienes chamullan de fútbol como si fueran profesionales de la cosa.

El Villarreal, más que llevarse un punto del Santiago Bernabéu -de haberse llevado los tres también tendría que hablarse de justicia-, ha mostrado al mundo entero las carencias del equipo madridista. Y lo ha hecho con suma facilidad: situando a Campbell, jugador veloz, combativo, con gran capacidad física y no pocas cualidades, entre Isco y Marcelo, y mediante esa misión táctica, el equipo castellonense fue superándose hasta el punto de enseñarnos la peor versión de los locales. El cambio de Isco, no aceptado por parte del público ni tampoco por los periodistas aduladores del malagueño, tal vez sea el único acierto que haya tenido Ancelotti en este partido. Aunque se dio cuenta demasiado tarde de que en ese lado se estaban generando todos los problemas del conjunto. Torpeza, pues, por parte del técnico italiano.

Marcelino Toral, que salió de Sevilla deteriorado como entrenador, ha sido capaz de reverdecer laureles en Villarreal. Al conseguir  en pocos años formar un equipo estupendo, compuesto por jóvenes futbolistas  y donde todos saben a qué juegan. Su planteamiento frente al Madrid fue perfecto. E insisto: la misión concreta  a Campbell, cumplida por éste con creces, fue la ideal para hurgar en la herida de todos los defectos que acumula el conjunto merengue desde hace tiempo. Desde el mismo día en que ganó la Décima en el último instante de un  partido que había jugado muy mal. Y, claro, aquel sonado éxito está haciendo el daño consiguiente. Y lo peor del caso es que, ahora mismo, cualquier madridista, de verdad, pero no tonto, sabe que el equipo no está en condiciones de enfrentarse a uno de los grandes en la Champions League.

El empate del Villarreal en el Bernabéu, bien mirado, puede que le sirva a Ancelotti para reaccionar antes de que los males que aquejan al equipo se muestren en momentos decisivos de la Liga y de la Champions League. Porque el técnico italiano sabe perfectamente donde le aprieta el zapato. No obstante, mucho me temo que sea incapaz de poner remedio al asunto. Visto lo visto hasta ahora. Que no ha sido otra cosa que tratar por todos los medios de quedar bien con todo el mundo. Así, a ver cómo le explicará en su momento a los periodistas que Isco, por ejemplo, no es más que lo que es... Ancelotti sabe que se ha metido en un lío.

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