Blog de Manolo de la Torre


Entrenador de fútbol, ha ejercido la profesión 19 temporadas. Escritor en periódicos,
ha publicado una columna diaria, durante dos décadas, en tres periódicos ceutíes.

lunes, 30 de marzo de 2015

Vivas no tiene rival

No es la primera vez que hablo de la importancia que tiene transitar la calle para quienes escribimos. Hablar con la gente es primordial. En las ciudades pequeñas, además, charlar con unos y con otros genera tantas simpatías como también no pocos rechazos. Y, desde luego, es harto conocido que en la calle se deshacen entuertos. Anteayer estuve tomando el aperitivo con un matrimonio amigo y me lo pasé muy bien.

Durante la conversación, aunque parezca extraño, no hablamos de fútbol ni de Casillas. Que ya es difícil cuando se reúnen tres personas que son madridistas. La emprendimos con la política. Y créanme que nos cundió el asunto. Fui yo, y no sé a cuento de qué, quien dije que cada vez que oigo decir de un político que tiene dos caras, lo primero que hago es mirarlo fijamente; e inmediatamente se me ocurre pensar cómo será la que luzca en su casa.

Dado que los españoles cuando principiamos a hablar de política, por más que digamos con la boca chica que estamos hasta los adminículos de ella, nunca vemos el fin de seguir largando del tema, éste acabó derivando en lo que puede ocurrir en las próximas elecciones municipales. Y uno de los presentes se manifestó así: "Juan Vivas volverá a ganarlas. Y si no logra una mayoría absoluta, por ahí andará la cosa...".

El otro interlocutor opinó de tal guisa: "Vivas lo tendría difícil si apareciera un candidato apuesto, capaz de hablar como los ángeles, y con las ideas muy claras... Un político con recursos suficientes para entusiasmar a los ceutíes. Como ese político no existe aquí, nuestro alcalde ganará las elecciones, nuevamente, con enorme comodidad. Sin despeinarse, vamos".

Me tocaba intervenir y aproveché la ocasión para manifestarme de tal manera: aunque hubiera un candidato apuesto, elocuente y con encanto suficiente para entusiasmar a muchos ciudadanos, el gran problema es que los cambios son dolorosos. Significan renunciar a algo malo conocido, para lograr algo mejor sin conocer. Y en esto los humanos somos muy particulares. Preferimos que cambien los demás, pero no nosotros. El refrán lo resume perfectamente: Más vale mal conocido que bien por conocer.

A Juan Vivas, al margen de sus aciertos y de sus errores, que de todo ha tenido durante sus muchos años gobernando, le basta para ganar las elecciones desahogadamente con hacer una campaña habilidosa, amable, y seguir seduciendo al personal con esa cara de bueno con la que fue nacido. Así, le sobra mostrar elocuencia y, sobre todo, dar la impresión de que manda mucho y de ser muy importante.

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