Blog de Manolo de la Torre


Entrenador de fútbol, ha ejercido la profesión 19 temporadas. Escritor en periódicos,
ha publicado una columna diaria, durante dos décadas, en tres periódicos ceutíes.

sábado, 28 de marzo de 2015

Mas liao que la pata de un romano

Entre los años 1900 y 1936 perdió Andalucía una gran ocasión de elevar el habla regional a la categoría de lengua escrita literaria, como lo son otras hablas peninsulares. Muchas fueron la veces que se lo oí decir a Antonio Femenía, ayudante del bibliotecario, cuando yo acudía a la Biblioteca Municipal de El Puerto de Santa María. En cuanto se le preguntaba a Femenía los motivos por los que se desperdició la ocasión de elevar el lenguaje andaluz a un rango idiomático escrito de proyección universal, siempre daba la callada por respuesta. Y es que entonces, en aquellos años grises, toda precaución era poca.

Pero mi interés por el habla de mi tierra nunca decayó. Y fui haciéndome con libros para informarme acerca de los motivos por los que la lengua andaluza no logró equipararse a otras hablas peninsulares. Uno de esos libros fue el Polémico Dialecto Andaluz. Una joya de libro escrito por José María de Mena: catedrático de Universidad que no se cortó lo más mínimo en culpar a los grandes escritores de la época -Lorca, Machado, Alberti, Juan Ramón Jiménez-, de avergonzarse de su lengua.

Políticamente, el lenguaje andaluz tuvo muy mala suerte: las "derechas" enviaban a sus hijos a colegios y Universidades de Madrid, y a ser posible al extranjero, sobre todo a Inglaterra, y con una formación universitaria de Areneros, o de Oxford, consideraban al andaluz como una manifestación de incultura y de atraso, bueno solamente para hablarlo los gañanes de sus fincas. Pero las "izquierdas" por su parte tampoco dieron al andaluz un mejor trato. Porque lo consideraron como expresión del "señoritismo" y de los "capillitas"; es decir, de los dos grupos odiados: los terratenientes y la gente de la iglesia. Así trata Machado en uno de sus poemas al señorito andaluz: "diestro en manejar el caballo y en refrescar manzanilla" y que acaba sus días haciéndose hermano "de una santa cofradía. ¡Aquel trueno! Vestido de nazareno".

Como estamos en Semana Santa, he creído conveniente rendirle homenaje a una frase hecha andaluza, que a nadie se le cae de la boca y menos son los que saben su significado:  "Mas liao que la pata de un romano". En muchos pueblos andaluces, desde Jaén, por Córdoba y Sevilla, hasta Almería, se implantaron las procesiones de Semana Santa, como lecciones plásticas de la Pasión y Muerte del Señor, llevando por las calles los grupos escultóricos representativos de cada "paso" o "estación" del Vía Crucis, u otros pasajes evangélicos.

Lo cual  se hizo para intensificar la fe popular en la época que la Reforma protestante intentaba suprimir las imágenes religiosas. La procesión de la Semana Santa a la andaluza es, pues una manifestación de la Contrarreforma. Para dar más autenticidad se añadieron al cortejo, estandartes, banderas, de las hermandades, y una centuria de soldados romanos. Como éstos se liaban las piernas con unas vendas de cuero sobre las medias, quedó la frase hecha de "mas liao que la pata de un romano".

En fin, que ya se está viviendo la Semana Santa. Y nuestra alegría es grande porque han pronosticado quienes saben que el buen tiempo reinará toda la Semana de Pasión. Para que las Hermandades puedan lucir sus imágenes. De manera que no tendremos que ver esas escenas en las que los cofrades, otros años, por mor de las lluvias, lloraban lágrimas tan sentidas como para entristecernos a todos por la imposibilidad de que los pasos salieran a la calle.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Comenta mis escritos ,pero desde el respeto.

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.