Blog de Manolo de la Torre


Entrenador de fútbol, ha ejercido la profesión 19 temporadas. Escritor en periódicos,
ha publicado una columna diaria, durante dos décadas, en tres periódicos ceutíes.

sábado, 30 de mayo de 2015

España está enferma de particularismo


Cuando los ochenta estaban tocando a su fin, tuve yo una muy interesante conversación con Telmo Zarra Onaindía. A Zarra le pregunté yo por su jugador favorito y no dudó lo más mínimo en decirme que era Raúl y que el Madrid, después del Athletic Club, era su equipo preferido. Aunque me rogó que no publicara sus declaraciones, porque lo dicho por él caería muy mal en Bilbao, debido a que allí odiaban al MadridEs más, como hombre agradecido me puso también al tanto de cómo la directiva madridista tenía muchos detalles con él.

Zarra, al manifestarse de tal guisa, me demostró que no todos los vascos están enfermos de particularismo. Dice Ortega y Gasset, respecto al particularismo, lo siguiente: "La esencia del particularismo es que cada grupo se deja sentir a sí mismo como parte y, en consecuencia, deja de compartir los sentimientos de los demás". Los nacionalistas catalanes y vascos tienen muy desarrollado el sentido de la insolidaridad y se hacen tirabuzones con las esperanzas o necesidades de los demás.

En cambio, ponen el grito en el cielo en cuanto creen que han sido perjudicados en algo. De todas formas, el problema de muchos catalanes y vascos no está en que quieran disfrutar de más competencias de las que tienen. Puesto que gozan de una situación privilegiada. El verdadero problema es que están condenados a vivir en una nación de la que no quieren formar parte. Y no cesan de acumular infelicidad y rencor.

Lo peor del particularismo es que se ha extendido por toda España y se ha ido amoldando según las condiciones de cada región. Y de seguir así la cosa, puede que llegue un día en que haya que combatir, nuevamente, el cantonalismo. Y ese desinterés por formar parte de España es lo grave de un pueblo que apenas ha saboreado las mieles de vivir el menos malo de los regímenes.

Y debido a ello, es decir, a ese darle más importancia al interés individual que al general, parece ser que lo de ser español ha ido perdiendo consistencia a pasos agigantados. La gente, mayoritariamente, habla de este país porque nombrar España le produce alergia. Es como si al mentarla quedase catalogada como persona de segundo orden. Lo cual no deja de ser un complejo. Si bien no se le da la importancia que el hecho tiene.

Consecuencia: Athletic Club y Fútbol Club Barcelona jugaron la final de la Copa del Rey en el Camp Nou; una más de las muchas que han jugado ambos equipos desde principios del siglo XX hasta ahora. Y el himno nacional, con la presencia de Felipe VI en el palco, recibió una pitada descomunal. Lo que se esperaba. No así que Aduriz disfrutara del concierto de pitos. Ahora saldrá Del Bosque diciendo que el delantero bilbaíno es un chico muy majo. También se esperaba que Messi hiciera encaje de bolillos con Balenziaga. Cuyo marcaje al astro argentino, debió ser mixto, pero no al hombre. Por decir algo de un partido en el que los bilbaínos hicieron el mayor de los ridículos. Y que pudo traducirse en una ristra de goles, de no haber estado Herrerín de portero.








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