Blog de Manolo de la Torre


Entrenador de fútbol, ha ejercido la profesión 19 temporadas. Escritor en periódicos,
ha publicado una columna diaria, durante dos décadas, en tres periódicos ceutíes.

martes, 9 de junio de 2015

Apellidos locales con C

Campos (José María). Empresario. Abogado. Escritor. Nada más conocerle, hace la friolera de treinta y tantos años, supe que lo que más le satisfacía era ser reconocido como alguien amante de los libros y, por tanto, lector pertinaz y extraordinario; dotado de lucidez y sutileza de juicio, y capaz de escribir con claridad e inteligencia. Nunca se ha cansado de preconizar su vocación periodística. Conversar con él es un placer.

Carracao (José Antonio). Funcionario. Político. En 2008, ya ha llovido, escribí de él: es veinteañero. Atesora, por tanto, juventud a raudales. Es alto. Aunque sin que los bajitos precisemos unir nuestro occipital con la espalda para mirarle. Lo cual sería un problema en su contra. Luce figura estilizada. Esa delgadez que haría decir a Esperanza Aguirre que de hombres así, con el abdomen como una tabla, cualquier mujer debería evitar toda tentación de bailar agarrada a ellos. José Antonio Carracao representa el futuro del socialismo ceutí. Y en él han depositado mucha confianza los suyos. Pues bien, siete años después, debo decir que las expectativas no se han cumplido.

Carreira (Emilio). Funcionario de prisiones. Político. Su carrera política ha estado sometida a vaivenes espectaculares: lo mismo se ha visto repudiado por gran parte de los suyos, que, de la noche a la mañana, ha vuelto otra vez a estar en la cresta de la ola del poder. Lugar inestable donde los haya. Puesto que en él se está sometido en todo momento al capricho de los temporales. Emilio y yo nos conllevamos... Ha sido en los últimos tiempos el hombre fuerte del gobierno presidido por Juan Vivas.

Cerdeira y García de la Torre (Clemente). Histórico militante socialista, Un día, de hace ya bastante tiempo, le pregunté a uno de sus hijos, Clemente Cerdeira Morterero, a qué pudiera deberse la entereza, la energía y la firmeza demostrada por su padre en momentos donde la adversidad se había cebado con él sin contemplaciones. Y me respondió que tal vez fuera porque habían sido muchas las circunstancias negativas que su progenitor había tenido que afrontar en su ya larga vida. Impasible no tiene que ser vocablo que se traduzca por frialdad excesiva. En este caso es, sin duda, la actitud de una persona bienaventurada y por serla es capaz de dominar las emociones aunque por dentro se esté muriendo a chorros. Alguien así, con tan buen temple, con tanta fortaleza de ánimo, largo en hechos y corto en palabras, ha sido siempre motivo de admiración por mi parte.

Cruces (Antonio). Empresario. Hubo un tiempo en el cual le gustaba la noche. Y debido a que yo era también un noctívago impenitente, siempre coincidíamos muchas veces, allá por los ochenta y parte de los noventa, en sitios donde reinara la tranquilidad; siempre con ánimo de tomar la copa de la amistad, acompañada de la charla variada y miradas que pudieran endulzarnos la vista. Mi amistad con Antonio Cruces no ha mermado siquiera nos veamos de higos a brevas. A mí me alegra muchísimo encontrarme con él. Cuando ello sucede, tengo motivos suficientes para sentirme satisfecho. A veces, cuando le he dicho que tiene trazas de cachondo sentimental, Antonio me ha mirado con esa indiferencia tan suya, teñida de azul.

Cutillas García (Ramón). Empresario. Escritor en periódicos. Es una pena que no haya continuado participando en la política activa. Porque está muy preparado y es, además, un excelente dialéctico. En ocasiones, le he oído calificarse de primario; es decir, que se atribuye el obrar por impulsos afectivos, sin proceder a la reflexión. Lo cual no es verdad. Al menos, sus acciones demuestran todo lo contrario. Ramón sabe más que Lepe. Y es un placer pegar la hebra con él. Cada vez que nos vemos, que no son muchas, le hago la misma pregunta: ¿cuánto dinero has pagado de mordidas en esta ciudad y a quiénes?... Y debo confesar que, a partir de ese momento, se hizo siempre el lipendi. Ramón es persona de fiar.

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