Coincidimos algunas mañanas en una cafetería céntrica. Y aprovechamos ese tiempo para charlar entre sorbo y sorbo de café. Nos conocimos hace la friolera de 30 años. Y hasta hemos tenido la suerte de trabajar juntos. A mi amigo se le ha ocurrido -hoy- decirme que mi forma de ser está hecha para estar en contras, no para estar a favor de nadie, por sistema; y mucho menos de cualquier político.
Conozco tanto a mi amigo que sus palabras me suenan a reproche. Por más que él trate de negarlo. Mi amigo, todo hay que decirlo, es muy hábil, y antes de entrar en discusión conmigo cambia de tercio con esta pregunta: "¿Puedes decirme por qué no le escribiste, en su momento, una necrológica a Francisco Antonio González?".
-Vaya... ¡A buenas horas, mangas verdes vienes tú a preguntarme al respecto! Si bien te diré que a mí cada día me cuesta decirle adiós al amigo -en este caso no lo éramos-; porque cuesta lo indecible atrapar un oleaje de sentimientos en momentos tan duros y salir airoso de ese mal trance. No obstante, de Pacoantonio escribí yo en Apellidos locales con G, tres días antes de lo suyo..., de tal guisa:
"Nunca tuve con él ni buenas ni malas relaciones. Así que durante más de treinta años, que ya son años, jamás hemos pasado de decirnos hola y adiós. Y, cuando decidimos ir un poco más lejos, en contadas ocasiones, llegaron los desencuentros correspondientes. No obstante, yo he seguido sus pasos desde que tomó posesión de su cargo, como delegado del Gobierno, y hay algo que no me cansaré de decir: Francisco Antonio González tiene un espíritu de sacrificio admirable y una voluntad de hierro. Y, como de los errores se aprende y además nadie está libre de ellos, creo que, más pronto que tarde, le será reconocida su labor. Aunque su nombramiento como delegado, es de justicia decirlo, ha coincidido con uno de los peores momentos, si no el peor, que España está viviendo desde que la democracia volvió a reverdecer laureles".
-Me consta que tus relaciones con Pacoantonio nunca fueron buenas. Y sabes, además, Manolo, que yo conozco las razones de ese desencuentro... Aun así, él no se cortó lo más mínimo en decirte que había alguien que estaba deseando su muerte...
-Sí, claro que sí; sucedió un 24 de septiembre de 2013, Día de la Merced, durante el acto que suele celebrarse en el Centro Penitenciario de los Rosales. Francisco Antonio González decidió conversar unos minutos conmigo, siendo testigo un funcionario del centro, cuyo nombre omitiré. El funcionario se interesó por su salud y Pacoantonio no se mordió la lengua: "Hay alguien que quiere que me muera cuanto antes".
El funcionario, sobresaltado, respondió: "don Francisco, ¿¡pero quién va a ser capaz de desearle la muerte?!". Y don Francisco no dijo ni pío.
González estaba padeciendo muchísimo y había llegado a la conclusión de que sólo había que mirar hacia adelante. Tan adelante que pude enterarme de quién era la persona que él tenía la certeza de que le deseaba lo peor. Cuando apenas hace nada de lo de Pacoantonio, uno ve cómo los hay que tratan de hacernos ver que éste y el director provincial del Ministerio de Educación, Cecilio Gómez, estaban atentando contra el sistema educativo de Ceuta. El hecho carece de estilo y sensibilidad. En suma: deplorable.
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