Blog de Manolo de la Torre


Entrenador de fútbol, ha ejercido la profesión 19 temporadas. Escritor en periódicos,
ha publicado una columna diaria, durante dos décadas, en tres periódicos ceutíes.

domingo, 30 de agosto de 2015

Basilio Fernández

No recuerdo si ha pasado ya por esta galería de mis políticos conocidos ni tampoco lo voy a comprobar, por algo muy sencillo: pues que no me importaría la repetición, porque sé sobradamente que a BF le gusta mucho que se hable de él. Así que no tengo el menor inconveniente en seguir adelante con el fin de que disfrute de estas líneas que, a buen seguro, le harán mirar hacia atrás sin ira.

Abogado. Político. Hubo un tiempo en el cual  Basilio Fernández tuvo cierto tirón para ganarse la confianza de la gente. Debido a que las mujeres, que tanto dan y quitan en las urnas, dijeron de él que era un calco de Felipe González. Y a partir de ese momento, él se creyó que era un socialista fetén. Tan socialista como Francisco Fráiz; con quien decidió formar parte de Progreso y Futuro de Ceuta. Fráiz lo mismo cerraba un periódico que ordenaba que se entrase en una vivienda por el método de la patada en la puerta.

Con tales maneras de actuar de FF-que era encantador a la hora de embaucar a los votantes pero que sacaba a relucir su carácter atrabiliario y tonante en cuanto se afirmaba en la posesión del poder-, Basilio Fernández era consciente de que más pronto que tarde sería alcalde. Y lo fue: en cuanto se hizo firme la sentencia de Fráiz Armada.

BF se tuvo que tragar, como alcalde, la rebelión de los inmigrantes en Las Murallas Reales. Y lo peor del caso era que tanto él como la Delegada del Gobierno habían sido avisados de que la situación en los bajos del Ángulo era insostenible y que estaba a punto de producirse un caos. Pero, tal vez por ser ambos socialistas y llevarse la mar de bien, no creyeron conveniente atender a lo que se les dijo por escrito.

Se les dijo, por parte de quien se atrevió a pasear por unas mazmorras convertidas en laberintos, pasadizos y oquedades, que allá abajo, en las profundidades de Las Murallas Reales, estaba, caso de existir, el verdadero infierno. Como no quisieron prestar la menor atención al relato realista de lo visto por servidor, terminaron quemándose ellos.

Basilio Fernández, desde entonces, no volvió a levantar cabeza como político. Ahora bien, conviene decir, en honor a la verdad, que está envejeciendo mucho mejor que Felipe González. Algo es algo... Y si encima consigue que Juan Vivas vuelva a ofrecerle una canonjía, pues miel sobre hojuelas.

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