Blog de Manolo de la Torre


Entrenador de fútbol, ha ejercido la profesión 19 temporadas. Escritor en periódicos,
ha publicado una columna diaria, durante dos décadas, en tres periódicos ceutíes.

martes, 18 de agosto de 2015

Mohamed Hamadi "Tafi"

Lo vengo tratando desde hace muchos años. Y sigo teniendo de él la mejor impresión. Siempre afable y afectuoso conmigo, supo en todo momento, incluso en los más difíciles para mí, ponerme el gesto amable y decirme la palabra justa y agradable. Jamás me reprochó nada ni decidió darme lecciones de cómo tenía yo que escribir de los suyos: es decir, de los dirigentes del Partido Popular.

Enemigo de alzar la voz y mucho menos de perder la compostura, un día se me ocurrió decirle que hay dos tipos de educación: "La que enseña a ganarse la vida y la que enseña a vivir y a dejar vivir". Inmediatamente, Mohamed Hamadi Tafi me preguntó:

-¿En cuál de ellas me incluyes a mí?

-En la segunda... En la segunda, estimado Mohamed Hamadi Tafi. 

Tafi, sobrenombre por el que es muy conocido mi amigo, pasó un mal bache, años atrás, debido a una enfermedad cardiovascular,  y pudo superarlo con grandes dosis de voluntad. Porque si hay algo que le ha sobrado a Tafi son sus ganas de vivir y de ser útil. Utilidad en la que va incluida procurarles la felicidad a los demás.

Pues bien, dado que llevaba ya meses sin verlo, quise saber de él, y ha sido Sora, su mujer, la que me ha puesto al tanto de cómo está su marido: " A Tafi, debido a complicaciones de última hora, en su enfermedad, le han amputado una pierna. Y, aunque la operación ha sido un éxito, no cabe la menor duda de que mi marido lo está pasando muy mal".

Las palabras de Sora me acongojan en principio. Pero pronto reacciono; porque Sora me dice que a partir de este momento los que quieren a Tafi harán todo lo humanamente posible por hacerle recuperar su habitual entusiasmo para que no pierda la costumbre de vivir con las ganas de siempre.

En fin, que en cuanto he tenido noticias de mi amigo Mohamed Hamadi Tafi, lo primero que se me ha ocurrido es escribir de él. Para que sepan, cuantos lo echen de menos, que está pasando por un mal trance. Del que saldrá, sin duda, poniendo lo que hay que poner a disposición de la causa. Y aquí estaré yo, Dios mediante, para dar fe de ello.

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