Blog de Manolo de la Torre


Entrenador de fútbol, ha ejercido la profesión 19 temporadas. Escritor en periódicos,
ha publicado una columna diaria, durante dos décadas, en tres periódicos ceutíes.

viernes, 18 de diciembre de 2015

Elecciones complicadas

Después de cuatro años en el poder, que ya se han cumplido, el Gobierno del Partido Popular, con mayoría parlamentaria, tiene el desgaste natural en sus personalidades, porque ningún Gobierno hace felices a todos los ciudadanos. Y al de los populares, además, se le vinieron unos problemas encima que no supieron -o no pudieron- resolver en la medida que deseaban muchos españoles.

El primero fue, sin duda, la crisis económica. Cuyas nefastas consecuencias consiguieron darle matarile a la clase media. La que tanto trabajo costó recuperar entre los años cuarenta y sesenta del siglo pasado, y que logró su justa medida con la llegada de la democracia. El segundo problema se produjo por mor de la corrupción. Así que se juntó el hambre con la gana de comer. Y, claro, las calles fueron tomadas por unos ciudadanos que clamaban contra sus desgracias.

Mientras tanto, el presidente del Gobierno, refugiado en la Moncloa, tomó la decisión de hacerse el distraído. Quizá por creer que el primer requisito de un dirigente es ser aburrido,  y asimismo convencido de que el paso del tiempo todo lo cura. Pero en la calle y en las televisiones ya estaban actuando Pablo Iglesias (Podemos) y Albert Rivera (Ciudadanos), diciéndoles a la gente que debía meterse en lo que sí le importa. Al Gobierno le resultó imposible acallar a quienes les planteaban problemas todos los días. Fueron meses muy duros.

Mandar no es tarea fácil. Gobernar mucho menos. Así que sería absurdo no reconocerle a Mariano Rajoy, además, que le ha tocado hacerlo en momentos de muchas dificultades, debido al pánico de los parados, que iba aumentando sin solución de continuidad, y a la mengua insistente del Estado de Bienestar. Dramas permanentes y que a punto estuvieron de provocar una revuelta social de consideraciones impredecibles.

Lo ocurrido durante los últimos cuatro años de Gobierno de la derecha, ha propiciado unas elecciones generales en las que PP y PSOE, partidos consagrados en la política nacional, se están viendo amenazados en las urnas por dos partidos emergentes. Los cuales han despertado tanta expectación como dudas entre los votantes. En el caso de Pablo Iglesias no hace falta ser politólogo para saber que sus ideas causan cierto repelús entre los ciudadanos, por más que tengamos una Constitución que todo lo atempera. En cuanto a Albert Rivera,y su centro para todo, se asemeja mucho a una UCD que acabó como el rosario de la aurora.

En fin, que estamos a un paso de las elecciones generales, y si los votantes no lo arreglan el domingo, nos veremos abocados a tener un gobierno formado por alianzas entre partidos. Con lo cual la gobernabilidad es también más azarosa y más sorprendente cuando se reúnen muchos diferentes para gobernar o para distribuirse la tarta. A ver cómo salimos, si se llega a producir, de este juego a la italiana.

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