Siempre se ha dicho que a nuevo entrenador victoria segura. Debido a la ilusión que genera el cambio de técnico y, sobre todo, si se trata de un ídolo de la afición del Madrid y mito en el mundo del fútbol. Es lo que ha ocurrido en el Bernabéu. Eso sí, el técnico francés no debe extasiarse con la rotunda victoria obtenida ante el Deportivo de la Coruña. Porque no refleja la realidad del poder del medio campo que ha jugado. Es decir, con Kroos, Modric e Isco, ayudados sin mucha fe por los delanteros y de manera intermitente, no siempre habrá un equipo que dé tanta facilidades como el entrenado por Víctor Sánchez.
Los hay que están convencidos de que jugar bien es tan difícil como fácil es defender. Lo cual es una media verdad. Y, por tanto, no hay mentira más grande. Di Stéfano era una estrella mayor en el fútbol mundial y defendía más y mejor que cualquier medio defensivo. De modo que pobre de sus compañeros si no se ponían el mono de trabajo cuando tocaba recuperar el balón. Al único que le permitía trotar por el césped era a Puskas. Con don Alfredo, créanme, Isco no habría jugado ni al tute. Así que no será tan fácil defender cuando el malagueño sigue dando muestras evidentes de estar negado en esa tarea. Díganme, pues, sus partidarios en qué ha destacado hoy, a pesar de que su equipo ha ganado por goleada.
Zidane, insisto, ha formado un medio campo con Kroos, Modric e Isco, a quienes han ayudado los tres delanteros de manera meliflua, con amagos de repliegues intensivos y poco más. De hecho, Lucas Pérez, en los primeros minutos, tuvo dos o tres ocasiones para marcar. Una de ellas, eso sí, salvada por Navas. Y mi pregunta es: ¿insistirá el entrenador del Madrid con ese medio campo cuando enfrente tenga a un Bayern de Múnich, un Barcelona o cualquier otro equipo de los considerados grande, grande, grande.
Hoy hemos visto a un Madrid en el cual sus laterales han atacado por sistema, sabiendo que Kroos y Modric se quedaban vigilando sus espacios. En cambio los centrales apenas si han recibido la ayuda de sus compañeros. En lo tocante a los delanteros, los cambios de posición no han influido en nada. Aunque bien es cierto que Bale ha estado sensacional. He aquí a un futbolista vilipendiado por la prensa y resulta que va a terminar siendo la gran estrella de su equipo. Benzema también ha dado la talla. En cambio, Cristiano continúa jugando con enorme desasosiego. Como si no marcar gol fuera el fin del mundo para él.
Lo mejor de Zidane ha sido la ilusión que ha generado entre los aficionados y su efecto se ha notado en el ambiente: todo el estadio ha estado dispuesto al aplauso y a vitorear cualquier detalle de sus jugadores y si encima su equipo ha logrado cinco goles... miel sobre hojuelas. Pero a mí no me ciegan los goles ni esas posesiones largas del Madrid. A mí me sigue causando dudas el rendimiento de los hombres que juegan en el centro del campo. Zona vital y en la que a Kroos y Modric se les amontona el trabajo. Es más, ni ellos son capaces de ayudar a sus centrales ni éstos se deciden a salir desde atrás sin balón para servir como soplo de aire fresco y cundir desconcierto entre sus rivales.
Tiene el entrenador del Madrid una semana más para trabajar, antes de recibir al Sporting de Gijón en el Bernabéu, otro partido de los calificados como menos difícil. Pero otra victoria, por más que sea calcada a la de hoy, no debería desatar la euforia de los madridistas. A mí me sigue dando en las pituitarias que será muy complicado ganar la Champions League con ese fútbol. Mimbres tiene Zidane para hacer más cosas. Pero los 'jugones' les tienen comida la sesera a todos los que creen que al fútbol se debe jugar con el traje de etiqueta.
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