Blog de Manolo de la Torre


Entrenador de fútbol, ha ejercido la profesión 19 temporadas. Escritor en periódicos,
ha publicado una columna diaria, durante dos décadas, en tres periódicos ceutíes.

sábado, 20 de febrero de 2016

A mi manera

Hacía tiempo que yo no escuchaba el 'My way' (A mi manera) de Sinatra. Hoy, sábado ventoso, cuando un tibio sol parece querer endulzarnos la vida, a esa hora vaga de mediodía, me llega su voz a través del aparato de radio situado en la cocina. Y como cada canción es un recuerdo, pronto aparece 1986: año en que el genial artista, conocido como La Voz, actuó en el Santiago Bernabéu. Convirtiendo lo que fue un fracaso de taquilla en un éxito suyo sensacional.

Activada la memoria, lo demás es ya coser y cantar. En 1986 murió Enrique Tierno Galván y Fernando Morán dijo de él: "Dios no abandona nunca a un buen marxista". Hubo un referéndum sobre la Permanencia en la Alianza Atlántica. La radical dicotomía de las respuestas al referéndum sobre la permanencia de España en la OTAN habría de polarizar las posturas de los intelectuales, profesionales y artistas que, hasta entonces, solían subcribir unitariamente su manfiesto.

El sí a la OTAN fue aprovechado por Felipe González para adelantar las elecciones generales. El PSOE logró 184 escaños, Coalición Popular obtuvo 105, 19 CDS, 18 CIU y 7 el Partido Comunista. El líder de los comunistas era el minero asturiano Gerardo Iglesias.Aún recuerdo la guerra de los comunistas, venidos a menos, contra los socialistas. La acusación de los comunistas a los socialistas era que se habían 'derechizado'; y los socialistas no tenían el menor inconveniente en responder a los comunistas mediante la acusación de que eran pocos, estaban divididos, y su representación parlamentaria era residual.

Los cronistas de la época decían que había una izquierda pura, aunque residual o mínima, que era la de los comunistas; y una izquierda con "Coca-Cola", que era la de los socialistas. Esto de la "Coca-Cola", según Emilio Romero, era intencionado, en virtud de los compromisos del socialismo con Occidente, cuyo potencial principal son los Estados Unidos de América. Porque la izquierda histórica hacía ya tiempo que había muerto. Y, por tanto, los comunistas son, ideológicamente, fantasmas del pasado. Eso sí, los comunistas llegaron a convertirse en la ladilla cojonera del socialismo.

Gerardo Iglesias, líder comunista, que irrumpía por primera vez en el Parlamento de la nación, hacía su debut como un jabalí o un mastín. Y su voz se quebraba al denunciar: "Los pobres son hoy más pobres que en 1982, y los ricos más ricos". Y no dudaba en sacar papeles y alzar la voz para dar las cifras de parados, pérdidas del poder adquisitivo y, a renglón seguido, recordaba cómo la Banca había obtenido los mejores beneficios de su historia. Y remataba la faena hablando de cómo se había alentado la economía sumergida, con la consiguiente indefensión de los trabajadores. Treinta y cuatro años después, la situación ha vuelto a repetirse. Cambiando lo que haya que cambiar.

Los comunistas. sin embargo, fueron decayendo con celeridad y cuando estaban a punto de extinguirse, si no lo estaban ya, han vuelto a reverdecer laureles por mor de los atropellos cometidos contra los que menos tienen. Los comunistas suelen hacerse presentes cuando las crisis económicas se ensañan con los pobres. Y qué decir si tan grande mal está sazonado con la corrupción casi generalizada existente. Es cuando el comunismo encuentra el campo abonado para prometer un paraíso inexistente.

En esta ocasión, Podemos ha logrado unos resultados electorales que le están permitiendo jugar sus bazas políticas para desquiciar a los socialistas y hacer posible que la fobia a la derecha vaya aumentando sin cesar. Lo que trata Podemos es mantener al país en vilo. Situación ideal para que los llamados partidos de la casta, según Pablo Iglesias, vayan metiendo la pata sin solución de continuidad. Mientras ellos siguen a verlas venir.

Sería una tragedia que en España hubiera un retorno a las viejas ideas del comunismo, del utopismo y todo lo que está detrás del populismo, que es el enemigo de la libertad de nuestro tiempo. Pero... conviene decir cuanto antes que la culpa de la situación actual es, sin duda, de quienes han gobernado. Decir otra cosa sería mentir. Y tampoco es eso...

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