Blog de Manolo de la Torre


Entrenador de fútbol, ha ejercido la profesión 19 temporadas. Escritor en periódicos,
ha publicado una columna diaria, durante dos décadas, en tres periódicos ceutíes.

miércoles, 24 de febrero de 2016

Vivas es capaz de unir el agua con el aceite

Guardo como oro en paño las pocas entrevistas que me fueron concedidas por el presidente de la Ciudad, Juan Vivas, durante un tiempo en el que si bien nuestras relaciones no estaban a partir un piñón o un quiñón -que para el caso es lo mismo-, al menos, nos conllevábamos. Lo cual no es cosa baladí si entramos en comparaciones con otras épocas en las que el desencuentro entre nosotros era palpable, a pesar de haber compartido años laborando en intereses comunes. Pero no es de nuestras oscilantes relaciones personales de las que deseo hablar sino de una respuesta suya a una pregunta mía, en una de las  reseñadas entrevistas.

-Presidente, dígame algo bueno que pudiera haber tenido el triunfo del GIL en Ceuta.

-Juan Vivas: El fenómeno del GIL, debido al respaldo electoral obtenido, supuso una llamada de atención al Gobierno de la Nación por haberse desentendido de las necesidades que esta Ciudad tenía en materia de inversión, de equipamiento y de cobertura de determinados servicios.

El Gobierno de la Nación, que se había olvidado de las carencias que padecía Ceuta, estaba presidido por José María Aznar, y el de Ceuta, por Jesús Fortes. Así que semejante comportamiento no tenía ninguna razón de ser. Ni siquiera había cabida para esa actitud que algunos políticos consideraban que es natural y hasta humana, aunque políticamente detestable, que si el Gobierno de la Nación es socialista ofrezca más a aquellas Comunidades Autónomas gobernadas por los socialistas que a esas otras que gobierne la derecha. Y viceversa.

Es más, Aznar, siendo presidente de Castilla y León, se quejaba amargamente: "Aún recuerdo que en la campaña electoral algunos socialistas decían que si aquí gobernaba Alianza Popular, desde Madrid se encargarían de enseñar a los castellanos lo que valía un peine". A pesar de ello, Aznar, por lo que vimos y nos contaron, le hizo la vida imposible a Fortes. Y, claro, de paso a todos los ceutíes. En este caso, sin embargo, se puede decir a boca llena que el pecado cometido por el presidente del Gobierno de España llevaba consigo una dura penitencia: la llegada exitosa del GIL a Ceuta.

El éxito del GIL fue un varapalo para el Partido Popular y un peligro para España. De modo que hubo que poner a trabajar a los ¡fontaneros' del Estado, de prisa y corriendo, para que le dieran matarile político a semejante monstruo. Luego, cuando José Luis Rodríguez Zapatero se hizo con La Moncloa, tuvimos la suerte de contar con un delegado del Gobierno, José Fernández Chacón, cuya forma de proceder, durante la convivencia con el Gobierno presidido por Vivas, fue de total y absoluta lealtad a la primera autoridad local y sobre todo a los intereses de esta tierra, en la medida de sus posibilidades. Hasta el punto de ganarse la inquina de no pocos socialistas. Los cuales no dudaron en tildar al Delegado del Gobierno de ser más del PP que el presidente Vivas.

Por consiguiente, cuando en estos días se hacen cábalas acerca de si Vivas se verá obligado a gobernar con un Delegado del Gobierno que no sea de los suyos, los hay que se echan a temblar sin motivo alguno, al menos para mí. Puesto que yo recuerdo perfectamente cómo en mis conversaciones con Fernandéz Chacón, Delegado del Gobierno socialista, éste me confesaba que él tenía un alto concepto de Vivas, a quien consideraba amigo de verdad. Mi respuesta era siempre la misma: Yo te comprendo Pepe, naturalmente que sí; pues no en vano Vivas es capaz de unir el agua con el aceite.




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