Blog de Manolo de la Torre


Entrenador de fútbol, ha ejercido la profesión 19 temporadas. Escritor en periódicos,
ha publicado una columna diaria, durante dos décadas, en tres periódicos ceutíes.

miércoles, 16 de marzo de 2016

"Quizá estoy decadente"

El debate del estado de la Ciudad nunca ha despertado ningún interés en mí. Y hasta creo recordar  que alguna vez dije compadecerme de los periodistas que están obligados a cubrir un acto donde cualquier aliciente reina por su ausencia. Y es que en tales debates se oyen muchas perogrulladas. Y las sandeces, aunque nunca caen bien, en los tiempos que corren resultan extremadamente dañinas y peligrosas. Ya que los ciudadanos están tan susceptibles como para que los políticos tengan mucho cuidado con lo que dicen.

Hoy, sin embargo, confieso haberme puesto ante el televisor, por pura casualidad, cuando empezaba a disertar Mohamed Alí. Así que me he enterado de cómo ve el presidente de Caballas a Juan Vivas: agotado, consumido, exhausto, y sin la ilusión necesaria para presidir un Gobierno venido a menos en todos los sentidos.

Juan Vivas, en su turno de réplica, respondió, más o menos, que no le faltan ni ganas ni deseos ni ilusiones, y que aún tiene fuerzas suficientes para seguir siendo alcalde de esta ciudad. Y, cuando parecía que iba a rematar la faena con un  desplante majestuoso, decidió salir del paso echando mano de un recurso de afectada modestia: "Quizá estoy decadente".

Vamos, que Vivas, aunque sea con la boca chica, dice ser consciente de que su ocaso político se está produciendo. Lo cual no sería ninguna sorpresa en alguien que lleva más de tres lustros siendo la primera autoridad de Ceuta. Y es que la fama, la gloria y el aplauso continuo tienen fecha de caducidad. Así que lo mejor es dejar transcurrir el tiempo y ya veremos lo que sucede. Aunque yo no creo,  como dicen algunos, que su rodar por la ladera conducente al abismo es ya acelerado.

Si bien es verdad, y hay que resaltarla, que nuestro alcalde ya no vive aquellos tiempos felices en los cuales su cara de buena persona le ayudaba a vender muy bien cuanto le convenía como político. Lejos quedan los días en que los ciudadanos no se cansaban de destacar todas las virtudes de su alcalde: es prudente, decían; educado, agradable, moderado, afable... Tampoco su habilidad notable en el manejo de la ambigüedad para no dar a nadie cobijo definitivo en su pensamiento y acción, le funciona como antes. Y así podría seguir enumerando cualidades y comportamientos que han ido a menos por ser ley de vida.

Lo único que sigue manteniendo nuestro alcalde es la calma ante las dificultades. Puesto que él sabe muy bien que la gente que todavía le profesa afecto y admiración, quedaría desencantada si lo viese gritando como un poseso y con los papeles perdidos. Esa gente es, sin duda, una mayoría de ceutíes que lo ha aceptado por creer que está revestido de incuestionables valores. Y, por encima de todo, son gentes convencidas de que Juan Vivas está apartado de los albañares donde desaguan las aguas residuales de la corrupción, en una España azotada por tan grande mal.

A propósito: creo, además, que es el momento oportuno para que nuestro alcalde medie en el conflicto de la basura. Para evitar los indudables perjuicios que esa posible huelga ocasionaría en Ceuta y, naturalmente, también a escala nacional. En la cual nuestra imagen saldría malparada de cabo a rabo









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