Blog de Manolo de la Torre


Entrenador de fútbol, ha ejercido la profesión 19 temporadas. Escritor en periódicos,
ha publicado una columna diaria, durante dos décadas, en tres periódicos ceutíes.

martes, 5 de abril de 2016

F. Miaja: Comunismo en Ceuta

Los militantes comunistas eran muy pocos en en Ceuta -dice Fructuoso Miaja-. Porque el partido comunista apenas contaba con unos cientos de militantes en toda España. Fue con la llegada de la II República cuando tomó cierto auge el comunismo. Y, desde luego, por más que hayan querido hacernos creer lo contrario, era un partido de corte estalinista. Por tal motivo, los delegados de la Internacional cortaban el bacalao. Sus órdenes debían ser cumplidas a rajatabla. Solían referirse a Moscú como la Casa y de ella partían las instrucciones y las respuestas a cuantos problemas iban surgiendo.

En principio, atendiendo a lo que yo vi, el partido estaba formado por personas muy jóvenes y casi todas ellas procedían del anarquismo. Se nutrían de sevillanos y malagueños. En Sevilla consiguieron hacerse con una fuerza considerable. Ahora bien, la estrategia puesta en práctica era calcada a la empleada por los anarcosindicalistas. De hecho José Díaz, nombrado secretario general por decisión de Moscú,. en sustitución de Bullejos, provenía del anarquismo.

Durante esos años, los comunistas hicieron todo lo posible por desacreditar a los socialistas y anarcosindicalistas. Se sentían muy importantes y sacaban pecho a la menor de cambio. Eran sectarios y andaban sumamente confiados en sus fuerzas. Buscaban tirar abajo cualquier tipo de reforma y echaron mano de la huelga con tanta asiduidad como lo pudiera haber hecho la CNT.

Los comunistas de Ceuta, pocos, como ya he dicho, eran muy válidos como personas. Pero en general, remitiéndome a los años que pasé con ellos en el frente y, posteriormente, en la cárcel, puedo decir que formaban una cuadrilla dispuesta siempre a despreciar a los militantes de los otros partidos o sindicatos. Por todo ello, a nadie le extrañó que los oficialistas la emprendieran contra los militantes del Partido Obrero de Unificación Marxista. Y fue, sin duda, porque Maurin y Nin, dos dirigentes principales, superaban en inteligencia a las cabezas visibles del PCE de la época.

Por la prensa y los sindicatos sabía yo que las cosas estaban muy mal. Puesto que a raíz de las elecciones de febrero, ganadas por el Frente Popular, sólo se hablaba de actas falsificadas y se sucedían los enfrentamientos entre la gente de extrema derecha e izquierda. Los desórdenes públicos se aireaban y el ambiente se iba enardeciendo por momentos. Con lo cual se podía arremeter, inmediatamente, contra los anarquistas. Y eso que semejantes atropellos estaban dirigidos, en bastantes ocasiones, por elementos de extrema derecha.

En Ceuta, sin embargo, los militares procuraban que la población viviera sin percatarse de lo que andaban planeando. Nada hacía pensar que estaban preparando un golpe de Estado. A pesar de que en la Península se supiera que se estaba fraguando una conspiración bajo el beneplácito de la Iglesia y de los terratenientes. Cundía, como no podía ser menos, la intranquilidad entre quienes pertenecíamos a sindicatos y demás organismos de izquierda.

En realidad, las tensiones políticas se vivían intensamente en los pueblos. La política se había apoderado de todas las conversaciones hasta el punto de que las discusiones se suscitaban por nada y menos. Y, desde luego, entre los jóvenes existían unas prisas enormes por conseguir logros que nunca antes habían sido atendidos. Y las prisas, solía decirme mi madre, en cuanto me veía acelerado, nunca fueron aconsejables.

Cuando yo dejaba la política a un lado, se me podía oír hablando del Bilbao, mi equipo favorito. Mis simpatías por el equipo vasco se debían a que una parte de mi familia era de allí. Aunque también me gustaban el Barcelona y el Oviedo de aquellos años treinta. En fin, la vida de Ceuta, durante los meses anteriores a la guerra, la tengo todavía metida entre ceja y ceja.

Nota: este escrito puede verse en Blog de Manolo de la Torre y en Aires de Ceuta.

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