Blog de Manolo de la Torre


Entrenador de fútbol, ha ejercido la profesión 19 temporadas. Escritor en periódicos,
ha publicado una columna diaria, durante dos décadas, en tres periódicos ceutíes.

domingo, 19 de junio de 2016

José Antonio Torres y Alberto Gallardo Ramírez

He estado dos días en El Puerto de Santa María y he conocido a un médico del que tengo muy presente la impresión que me hizo. Se trata del doctor don José Antonio Torres -especialista en otorrinolaringología-, el cual forma parte del excelente cuadro médico perteneciente a la clínica del doctor Casimiro. De enorme prestigio en toda España. El doctor Torres, además de afable y simpático, la primera sensación que me produjo fue de una serena seguridad. Lo que no deja de ser un soplo de aire fresco para el paciente que llega con el inquietante temor a cuestas.

Debido a ese viaje necesario, a todas luces, me fue imposible cumplir la promesa que le hice en su día a Francisco Martinez Racero: asistir a la entrega de medallas y distinciones al Mérito Profesional del Consejo General de Relaciones Industriales y Licenciados en Ciencias del Trabajo de España, que se iba a celebrar en la Fundación Eduardo Gallardo Salguero. Entre otras razones, por estar PMR entre los galardonados con la cruz a los Servicios Distinguidos. Por lo que le doy mi enhorabuena a Paco

Así que ha sido hoy, domingo, cuando,  leyendo Ceuta Actualidad, me he empapado de cuanto aconteció en esa entrega de medallas y distinciones. Acto que fue presentado por el secretario general de Relaciones Industriales y Ciencias del Trabajo, Rafael Ruiz; compareciendo también el presidente de la Ciudad, Juan Vivas, y el comandante general, Javier Sancho Sifre, entre otras personalidades. Y, claro, me he llevado la grata sorpresa de ver entre las personas distinguidas a Alberto Gallardo Ramírez -miembro fundador de la Fundación que lleva el nombre de su padre-, a quien se le ha concecido la Medalla de Oro al Mérito profesional.

En la fotografía con la que Ceuta Actualidad ilustra la información del acontecimiento se puede apreciar la alegría contenida de Alberto Gallardo Ramírez. De cuya amistad me ufano, máxime cuando yo deseché hace tiempo la idea de que aún hubiera personas capaces de dar un paso al frente a favor de alguien al que tratan de meter en un callejón sin salida. 

Alberto Gallardo Ramírez  -a quien pido disculpas por la etopeya-, tipo de carácter fuerte, exigente en su quehacer diario, a la búsqueda siempre del perfeccionismo en cuanto decide emprender, nunca se anda con medias tintas: él entrega su amistad y es el primero en corresponder al amigo cuando éste lo necesita. Y raro es que pida algo a cambio; excepto lealtad. Es decir, rectitud en el proceder y sinceridad... Cierto es que en los tiempos que corren, y la pérdida de valores existentes, su comportamiento no es moco de pavo. Su actitud, sin embargo, siempre está expuesta a sufrir desengaños que le causan los consabidos trastornos.

En fin, que yo me alegro muchísimo, y doy fe de ello en este blog, de que Alberto Gallardo Ramírez haya recibido tan merecido galardón. No sólo por su más que reconocida bonhomía, sino porque me consta que hay muchas personas, muchísimas, que también son de mi mismo parecer. Por razones obvias.



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