Hicham Mohamed: todo un hombre

El periodista debe escribir a gran velocidad porque si no corre el riesgo de que, al llegar al último renglón, ya no tenga actualidad el primero (Fernando Fernán-Gómez). Verdad que no necesita demostración. Aunque una cosa es la inmediatez que exige la noticia para informar y otra es opinar acerca del hecho sucedido. En tal caso, lo mejor es ir recabando datos fiables y antes de darles salida, los sentimientos y las ideas deben someterse a una de las elementales medidas profilácticas que se practican con los seres sospechosos de infección: la cuarentena.

Hoy se va a cumplir una semana de la tragedia vivida por Hicham Mohamed. Que es el tiempo que yo he decidido no tomar por cierto todo lo que se ha ido publicando y comentando al respecto del tiro recibido por quien fue capaz de defender a unos menores que corrían un peligro inminente. Una decisión extraordinaria en cualquier época, y mucho más en una donde prima la carencia de valores.

Hicham Mohamed, según cuenta Antonio Sempere, va mejorando de las heridas causadas por una bala que se alojó en su abdomen. Y su estado le permite reconocer que vio la muerte muy cercana, cuando víctima del disparo esperaba de rodillas ser rematado por el siguiente.

Terrible situación. De la cual olvidarse no le va a resultar nada fácil a HM. Menos mal que su arrojo puesto al servicio de sus semejantes -menores en este caso- le servirá como elemento principal en su terapia para conseguir la rehabilitación de los daños corporales causados por el tiro recibido por un sargento primero de la Legión. Otra cosa es la vejación y los problemas de la mente. Y, por supuesto, las secuelas que puedan quedarle de todo tipo.

Hicham Mohamed merece, sin duda alguna, cuando esté en condiciones físicas, recibir la recompensa de las autoridades por un comportamiento tan extraordinario como es el jugarse la vida para proteger la de quienes estaban a merced de nefastas circunstancias. Aun a sabiendas de que podía perderla en el empeño. No hace falta decir más...

Ahora bien, es necesario, en estos momentos, recordar que "El Ejército es una pieza fundamental de un Estado en el que los ciudadanos aspiran a ejercer su libertad. Aunque muchos años de mal uso hayan distorsionado la imagen. En las Fuerzas Armadas descansa el fundamento de la seguridad". Lo cual no impide, como ocurre en todas las instituciones, que haya descerebrados. Por decirlo de la mejor manera posible.