Blog de Manolo de la Torre


Entrenador de fútbol, ha ejercido la profesión 19 temporadas. Escritor en periódicos,
ha publicado una columna diaria, durante dos décadas, en tres periódicos ceutíes.

viernes, 11 de noviembre de 2016

Joaquín Sánchez: guasa de El Puerto y mímica italiana

Vi a Joaquín Sánchez en El Hormiguero y volví a reírme de lo lindo con sus ocurrencias, con su desparpajo, con sus chistes, con su gracia natural, en suma: con la guasa que hay que situarla junto al mar. La guasa no es montañera y coquetea con los aires renovados. Tiene dinamismo portuario. Pero la guasa -según leo en El Habla de Cádiz- necesita de la ironía. Puesto que en ella debe apoyarse. En el caso de Joaquín, su guasa se ha enriquecido en lo exterior, en el desarrollo, con la mímica de un buen buffo italiano, gracias a su estancia en Florencia.

La guasa de Joaquín -jugador del Betis- se fue generando en los soportales de la Ribera del Río, margen derecha del Guadalete, donde iba creciendo a la vera de su tío Joaquín Sánchez El Chino. Sobrenombre con que fue conocido hasta el fin de sus días porque sus ojos parecían rendijas de una celosía o de una persiana que prohibía el acceso a la persona. Una persona cuya bondad sigue siendo resaltada a cada paso, debido a que se ganó en vida el derecho a pasar a la posteridad como un hombre bueno, bueno, bueno.

Joaquín -el diecisiete del Betis- tuvo la suerte, además, de tener un padre, Aurelio, que entendió muy pronto que sacar adelante a ocho hijos no era tarea fácil. Y no dudó en entregarse de lleno a la tarea sin arredrarse lo más mínimo. Y lo hizo formando un tándem perfecto con El Chino; quien asumió funciones de hermano y de padre de toda la familia. Ambos eran socios del Portuense y viajaban cada dos por tres con la expedición que yo entrenaba. Creo recordar que a Joaquín  lo nacieron cuando yo cumplía mi segunda temporada en el banquillo del José del Cuvillo.

El Bar de El Chino tenía una clientela variopinta. Trabajadores de toda clase y condición frecuentaban un local donde era raro no ver por allí a José Cortés Jiménez, conocido artísticamente como Pansequito: un genio del cante.  Y también a Ramón Núñez Núnez, Orillo del Puerto. Gran artista como cantaor y bailaor y hermano de Rancapino. Y quien escribe estuvo durante tres años desayunando casi todos los días con El Chino. Antes de emprender mi camino hacia el José del Cuvillo.

Aurelio, padre de Joaquín Sánchez, jugador del Betis, me hizo un gran favor en un momento muy difícil de mi vida. Y lo hizo con esa manera de ser tan suya, mamada a la vera de su hermano Joaquín, y mediante el siguiente lema: "Quien venga buscando ayuda siempre la tendrá si las circunstancias lo permiten". Lógicamente, cada vez que veo jugar a su hijo, celebro su juego, sus goles y sus triunfos. Y, naturalmente, disfruto de lo lindo cuando muestra su guasa -en la televisión- preñada de ironía y enriquecida con la manera mímica de un habitual buffo italiano.




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